El rosarino se repone del desgarro sufrido hace apenas 13
días y apunta a jugar el domingo
Por Guido Molteni
Di María sueña con volver. Foto: Aníbal Greco
HOUSTON, Estados Unidos.- Ángel Di María se levanta. Parece
que se cae, y se levanta. Las lesiones no logran voltear al jugador que se
mueve con la velocidad de un puma y trata a la pelota como una cría. Los
infortunios físicos son un estigma que lo persigue en el seleccionado y lo hizo
perderse las finales de Canadá 2007 (mundial sub 20) y Brasil 2014 y parte de
la de Chile 2015 -debió ser reemplazado-. De ningún entrenador aprendió el
esfuerzo para recuperarse. Mía, su hija de 3 años, fue la responsable. La nena
nació con apenas seis meses de gestación y los médicos le diagnosticaron que
tenía un 30% de posibilidades de vivir. Sin embargo, salió adelante. "Ella
me enseñó que todo se puede, que lo más difícil a veces puede convertirse en
algo fácil, que el esfuerzo puede tener recompensa. Me enseñó a sufrir y a
aguantar el dolor, a ser más fuerte", dijo hace unos años, mientras jugaba
en Real Madrid. Una frase que mantuvo para su vida y que hoy, ante la noticia
de su recuperación récord del desgarro que sufrió frente a Panamá, hace 13
días, cobra vigencia.
En el entrenamiento posterior al 4-0 de la semifinal por la
Copa América, todos están relajados menos él, que corre, corre y no para. Los
titulares que le ganaron a Estados Unidos elongan afuera. Gerardo Martino
camina junto a un ayudante por la pista de atletismo del predio Rice
University. Ezequiel Lavezzi, con el brazo izquierdo enyesado, está sentado en
un banco y hace chistes con Augusto Fernández. Los suplentes juegan un picado
para moverse un poco. La sensación térmica supera los 30 grados en la sofocante
Houston, pero él no para. Hace uno, dos, tres goles, y no para. Por primera vez
desde que se desgarró un aductor, está en una práctica de principio a fin, y quiere
hacer todo junto. Quedan tres días para la final y el último tramo del
operativo retorno de Fideo está en marcha.
"Hoy podemos decir que Di María está mejor en lo físico
que Nico Gaitán". La frase de Gerardo Martino en la conferencia de prensa
da una pista. La práctica entrega la prueba completa. La fractura en un codo
que sufrió Lavezzi, además de preocupación, genera una vacante en el puesto de
extremo izquierdo para la definición en Jersey City. Con tantos lesionados,
todos los caminos conducían a Erik Lamela: el mediapunta de Tottenham rindió
cada vez que le tocó ingresar y siempre lo hizo por esa banda. Sin embargo, la
recuperación del problema muscular de Di María abrió un mar de dudas en el DT,
que ayer habló a solas con él durante varios minutos. Luego, Di María hizo tres
de los cuatro goles con que su equipo de pecheras rojas venció por 4 a 2 al de
azules.
La suerte no tuvo lugar en su recuperación. De manera
silenciosa, Ángel acompañó al plantel en cada entrenamiento y siguió su rutina
particular en los gimnasios de los hoteles donde la Argentina se alojó. Trote
suave, masajes y kinesiología fueron el menú durante los días que compartió con
Javier Pastore en el grupo de los lesionados.
En Seattle, por ejemplo, el
segundo preparador físico, Manuel Alfaro, tuvo que subirle la intensidad a la
cinta cuando le preguntó cómo se sentía y el atacante de 28 años le respondió
"esto es una papa".
Campeón mundial sub 20 en 2007 y ganador de la medalla
dorada al año siguiente en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde jugó con varios
futbolistas que integran este plantel, Di María tiene una espina con el
seleccionado mayor. "Lo único que deseo es poder jugar la final. Las
últimas dos, no pude. Ojalá ésta sea la definitiva", expresó apenas llegó
a Estados Unidos. Estaba sano. Luego vinieron el gol a Chile en Santa Clara,
cuando se emocionó al festejar porque su abuela había fallecido pocas horas
antes, y la maldita lesión en la paliza a Panamá en Chicago.
"La mochila que llevamos es cada vez más pesada",
agregó quien viajará esta tarde a Jersey City, como el resto de la delegación
argentina. De mover el equipaje se ocuparán los utileros en el avión. De
intentar descargar los incómodos 23 años de kilos, los jugadores en la final.
La tierra prometida que Di María espera, de una vez por todas, poder pisar.
Fuente Cancha Llena
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