El DT del seleccionado manejó bien los tiempos de la lesión
de Messi, el armado de la defensa, el respaldo a Higuaín y el recambio; méritos
que diluyen el error de no poder contar con Pastore, todavía en recuperación
física
Por Claudio Mauri
Al Tata lo que es del Tata, aunque el director técnico
considere que el seleccionado sólo será reconocido si el domingo obtiene el
título en Nueva Jersey. Afirma que le gustaría equivocarse, pero por el momento
no hay quien le quite de la cabeza que una parte del periodismo y del público
argentino dará su veredicto en función del resultado en la final. No hace
pública su convicción de que es injusto que se relativice o menosprecie el
recorrido en esta Copa América en función de si es campeón o no.
Por ahora, lo concreto y real es que la Argentina no se
instaló en la final porque bajó de un plato volador, si bien en el equipo tiene
a un extraterrestre como Messi, sino porque el equipo promedia un rendimiento y
resultados más que satisfactorios. Y en eso tiene mérito Gerardo Martino.
Acertó en varias decisiones y cambió el descreimiento que se percibía hace unos
meses (dos puntos sobre nueve en el comienzo de las eliminatorias para Rusia
2018) por un optimismo en aumento. Un repaso a las teclas que supo tocar
Martino y en las muy pocas que desentonó.
Encontró la defensa. La herencia de Sabella es la
permanencia de Rojo. El resto es búsqueda de Martino. Mercado se empezó a
afirmar en un momento crítico, a partir del triunfo sobre Colombia en
Barranquilla. El lateral de River, ante las bajas de Zabaleta y Roncaglia, fue
convocado un sábado de noviembre y a los tres días era uno de los más
destacados ante el equipo de José Pekerman. No salió más. Por esa época también
se consolidó la pareja central Otamendi-Funes Mori -una debilidad del Tata
desde que estaba en River- por potencia, quite y anticipo. El defensor de
Everton también fue eficaz como lateral izquierdo ante Bolivia.
Esperó a Higuaín. A la Argentina no se la vio desesperada en
toda la Copa América Centenario. La paciencia en el juego también fue la que
tuvo Martino para no apresurarse cuando Higuaín no hizo goles en los tres
encuentros de la etapa de grupo. En el banco no está un cualquiera: Agüero marcó
en los 15 minutos que tuvo ante Panamá. Llegaron los cuartos de final y el
entrenador confió en quien venía de capocannoniere récord en el calcio, con 36
festejos. E Higuaín respondió a ese respaldo: dos tantos a Venezuela y dos más
a los Estados Unidos. En materia de apoyo, también lo recibió Romero, pese al
error que costó el gol de Chile. El arquero no volvió a fallar y frenó el mejor
momento de Venezuela al atajar un penal.
Manejó los tiempos de Messi. No pudo ser más suave y
placentero el aterrizaje de Leo en la Copa América tras la turbulencia a la que
se vio sometido con el golpe en las costillas en el amistoso ante Honduras.
Suplente en el debut, lo mandó a la cancha en los últimos 30 minutos contra
Panamá, que ya no tenía tantas piernas para seguir raspando. Leo se hizo un
picnic: tres goles. Al tercer cotejo, segundo tiempo completo contra Bolivia.
Ya estaba a punto para disputar los 90 completos y deslumbrar ante Venezuela y
los Estados Unidos. Ya lo dijo Guardiola: "Si Leo está feliz, todo va
bien". Y a Messi se lo ve encantado con la vida.
Le funcionó el recambio. Las lesiones le obligaron a cubrir
huecos en cada partido. Sin Messi en el estreno, Nicolás Gaitán -en su primer
torneo oficial, exceptuando eliminatorias- fue desequilibrante y tuvo un
generoso despliegue para cubrir la banda izquierda. Desgarrado Di María,
Lavezzi, quien podía ser mirado de reojo por sus últimos meses en China, rindió
como en sus mejores momentos en Napoli y PSG. Lamela, a quien siempre le cuesta
encontrar continuidad, aprovechó sus minutos con dos goles. Cuesta entró en la
lista a último momento por la lesión de Pinola; el central de Independiente
estuvo sólido frente a Bolivia y se dio el gusto de festejar un gol en su
primer cotejo oficial. Kranevitter ya se insinúa como el reemplazo natural de
Mascherano.
Entre aciertos, un par de errores. Al margen de Messi, la
Argentina fue a los Estados Unidos con otros dos lesionados, ambos gozan de una
consideración especial del Tata: Biglia y Pastore. Al volante central,
convaleciente de un desgarro, se lo esperó y se dio marcha atrás con la
convocatoria de Guido Pizarro, que ya había expresado su alegría en las redes
sociales. Una desprolijidad. La suma de decisiones acertadas del Tata licúan el
desacierto de no haber podido contar en toda la copa con Pastore, que se
resintió de la lesión muscular con la que llegó.
Sus principales frases
"El reconocimiento al equipo dependerá exclusivamente
de la final. Si no gana la Copa, no será reconocido, estoy seguro de que será
así"
"Frente a los Estados Unidos presionamos y elaboramos
muy bien. Deberíamos hacerlo contra equipos que lo hacen mejor, como
Chile"
"Me pone feliz que Messi haya superado el récord de
Batistuta, pero sabiendo cómo es él, está más feliz por el equipo"
Fuente Cancha Llena
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