jueves, 23 de agosto de 2012

Un empate que le puede dar oxígeno al ciclo de Cristian Díaz



Tras la caída en el clásico de Avellaneda, el empate 3-3 ante Boca sirve como respiro para un equipo golpeado; los Rojos llegaron a los 11 partidos sin triunfos y el presidente Javier Cantero no aseguró la continuidad del proceso.

Por Diego Morini
          
 Cristian Díaz podría irse en las próximas horas - FotoBAIRES


Independiente hizo equilibrio.

Para ser honestos, el que caminó por una cuerda delgada, con una vara larga y angosta, con voces de asombro y sin red, fue Cristian Díaz.

El final del acto, entre señales positivas y fallas garrafales en la defensa, lo encontró en la otra punta del recorrido, siempre a la espera de lo que podrá ocurrirle en el verdadero objetivo, el torneo Inicial, con ese promedio que lo mantiene insomne en la lucha por la permanencia.

El 3-3 ante Boca los dejó bien perfilados para el desquite en la Copa Sudamericana, pero los Rojos se desviven por los puntos en el campeonato local.

Ante Arsenal, pasado mañana, en el Libertadores de América, sí que habrá que jugarse esa ropa color sangre.

No todo fue angustia. No todo quedó en risas. De a ratos, costó definirlo: 

¿Positivo o negativo?

Independiente fluctuó. Empezó mal, se enderezó, tuvo el partido a tiro, volvió a complicarse -a esas alturas ya con un jugador más por la expulsión de Schiavi- y, al final, con el empate de Farías volvió a reposicionarse hacia el respiro.

Nada quedó en su sitio después del tembladeral ante Racing, que se impuso por 2-0, el domingo pasado. A partir de entonces, todas serán mediciones parciales en el recorrido doméstico. El resto, el campo internacional, agregará sutiles retoques en el humor y en el ánimo. Lo sabe Díaz y, entre líneas, lo deslizó el presidente Javier Cantero.

Habrá que mejorar, es cierto. Pero también es verdad que Independiente se reencontró con el gol -hizo los primeros en la temporada- y que se sobrepuso a las situaciones adversas en el partido.

Los jugadores, pese a los altibajos, se enrolaron en la causa. "Fue muy importante para el grupo. No veníamos bien y tenemos que aprovechar este resultado para ver si agarramos el rumbo -relató Farías-. Sólo depende de nosotros. Buscamos regularidad. Necesitamos los puntos contra Arsenal. La gente tiene que confiar como hasta ahora porque vamos a dejar todo por la camiseta. El grupo va a ir al frente en cada partido y lo demostramos hoy [por anoche]".

Otro que subrayó el temperamento fue Paulo Rosales. "Lo mejor que tuvimos fue la actitud. Había que levantar la derrota del otro día como fuera y nos plantamos en una cancha difícil. Creemos en nosotros porque somos un buen equipo. Ahora tenemos otra oportunidad contra Arsenal", comentó.

Díaz quedó condicionado en apenas tres fechas del torneo Inicial y en una de la Copa Sudamericana.

El DT fue presa de la delicada situación de los Rojos en los promedios del descenso por algo que, en parte, puede sonarle ajeno por el arrastre de temporadas pasadas, pero también por culpa propia: hace diez fechas que no gana en el torneo local.

Demasiado para las urgencias del momento y mucho más con los recientes ejemplos de River, que descendió a la B Nacional, y de San Lorenzo, que se salvó en una angustiante Promoción con Instituto.

La gente perdió gran parte de la paciencia con Díaz.

Incluso, anoche, pese a la imagen del final, por varias redes sociales se cuestionaron sus cambios.

Sobre todo la salida del juvenil Patricio Vidal, de buen partido, reemplazado por Luciano Leguizamón.

El entrenador se retiró en silencio de la Bombonera. Pasó por detrás de algunos jugadores que declaraban en la puerta del vestuario y se subió al ómnibus. Apenas pronunció algunas palabras antes del partido. "No me pongo plazos [...] Deseo que mi vida en Independiente sea eterna, pero sé que el fútbol argentino es muy complicado", dijo Díaz, aún sin saber las rabietas y las emociones que le depararía la noche en la Boca.

Es cierto: nadie puso plazos concretos, pero todos son conscientes y sienten la quemazón en las plantas de los pies.

Tanto que, ante el mínimo paso en falso de Díaz en el Inicial, algunos sueñan con el regreso de Américo Gallego, con el que, llamativamente, Cantero acordó un plan de pago por la deuda del paso anterior del Tolo.

Otros piensan en eventuales contactos con Edgardo Bauza, aún al frente de Liga Deportiva Universitaria, de Ecuador, o con Jorge Fossati, a cargo de Cerro Porteño, de Paraguay. Están también aquellos más aventureros que preguntan por Marcelo Gallardo, desvinculado de Nacional, de Uruguay.

Aunque hoy no es tiempo de versiones ni de comentarios.

Cristian Díaz aún tiene tiempo para sacarles brillo a los puntos positivos de otra noche emotiva en la Bombonera y, por supuesto, de limitar los propios defectos que parecen conspirar contra la marcha de los Rojos.

Su confirmación fue en la Bombonera. El pasado 11 de marzo, Independiente le ganó a Boca 5-4 y le cortó la racha invicta en el fútbol local a los xeneizes. 

Ese día, Cristian Díaz dejó de ser el DT interino de los Rojos.

Once partidos sin triunfos. Hasta el partido ante Boca por la Copa Sudamericana, Independiente llevaba 10 partidos sin ganar, con cinco empates y cinco derrotas.

Con el empate 3-3, la mala racha no se corta.

Dos de nueve. En el torneo Inicial, Independiente está en zona de descenso directo y suma 2 unidades sobre 9 posibles. Una proyección rápida permite asegurar que los Rojos deben sumar al menos 60 unidades para evitar el descenso a la B Nacional por primera vez en su historia.



Fuente La Nación

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