Los mejores
partidos de Independiente fueron aquellos en los que sus porcentajes de
posesión de la pelota fueron más bajos. Influye la ausencia de un organizador.
Milito
quiere que el Rojo maneje la pelota, pero el equipo no sabe qué hacer con ella.
Por Favio
Verona
El desafío
en el fútbol no se resume a tener la pelota. Lo más difícil es saber qué hacer
con ella, disponer de la sapiencia indispensable para darle un buen destino. De
lo contrario, la posesión resulta inocua. Aquellos futbolistas con capacidad
para leer los partidos e interpretar qué es lo que demanda cada jugada son los
más codiciados en el mercado. La inteligencia para comprender el juego es uno
de los bienes más preciados, aunque hoy escasea. Independiente puede dar cuenta
de ello: no tiene un organizador y lo está sufriendo. Desde la llegada de
Milito, monopolizar el manejo de la pelota ha sido un objetivo primordial. Y el
equipo tuvo altos márgenes de tenencia en varios partidos, aunque en líneas
generales no supo sacarle provecho. En los últimos dos encuentros, la
responsabilidad de gestar recayó sobre los volantes interiores, Cebolla
Rodríguez y Meza. Ahí está el problema: ambos pueden aportar gambeta, aunque no
disponen del criterio necesario para clarificar con un pase ofensivo.
Las
estadísticas por sí solas no dicen nada. Aunque si están acompañadas por
argumentos pueden contribuir a la realización de una certera placa radiográfica
de un equipo. La particularidad es que el Rojo no jugó bien en los partidos en
los que alcanzó o superó el 60% de posesión, como ante Defensa, por Copa
Argentina (0-1), Belgrano (1-0), el duelo de ida ante Chapecoense por la
Sudamericana (0-0), Tigre (1-1), Atlético Tucumán (0-2) y Gimnasia (0-0). El
hecho de que los dirigidos por Milito apenas hayan convertido dos goles en esos
seis encuentros delata que tener la pelota no siempre es sinónimo de jugar
bien. El cruce en el que más situaciones generaron fue el del sábado pasado,
ante el Lobo, aunque sólo llegaron mediante centros y no a través de jugadas
elaboradas.
Los dos
cruces de la serie frente a Lanús, por la Sudamericana, fueron los partidos en
los que Independiente tuvo los registros de posesión más bajos. En ambos,
fueron los dirigidos por Almirón los que más la tuvieron bajo la suela. Vaya
paradoja, los de Avellaneda lograron despachar al último campeón sin
sobresaltos, ya que el Granate tuvo pocas ocasiones.
La
incógnita gira en torno de determinar si Milito cuenta con materia prima para
plasmar su idea. Dada la ausencia de un asistidor y teniendo en cuenta las
características de los jugadores del plantel, Independiente parece ser un
equipo más preparado para apostar al juego directo. Cuando le ceden terreno y
pelota, como sucedió ante Chapecoense, Atlético Tucumán y Gimnasia, el Rojo no
suele encontrar la llave para entrar al área contraria. Cuando le discuten la
tenencia, como hicieron Lanús y el ofensivo Godoy Cruz del Gallego Méndez,
aprovecha la velocidad de jugadores como Rigoni, quien saca provecho de su
velocidad. No alcanza con la posesión si no hay aceleración.
Fuente Olé
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