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jueves, 3 de noviembre de 2016

Poseído por el Diablo



Los mejores partidos de Independiente fueron aquellos en los que sus porcentajes de posesión de la pelota fueron más bajos. Influye la ausencia de un organizador.

Milito quiere que el Rojo maneje la pelota, pero el equipo no sabe qué hacer con ella.

Por Favio Verona


El desafío en el fútbol no se resume a tener la pelota. Lo más difícil es saber qué hacer con ella, disponer de la sapiencia indispensable para darle un buen destino. De lo contrario, la posesión resulta inocua. Aquellos futbolistas con capacidad para leer los partidos e interpretar qué es lo que demanda cada jugada son los más codiciados en el mercado. La inteligencia para comprender el juego es uno de los bienes más preciados, aunque hoy escasea. Independiente puede dar cuenta de ello: no tiene un organizador y lo está sufriendo. Desde la llegada de Milito, monopolizar el manejo de la pelota ha sido un objetivo primordial. Y el equipo tuvo altos márgenes de tenencia en varios partidos, aunque en líneas generales no supo sacarle provecho. En los últimos dos encuentros, la responsabilidad de gestar recayó sobre los volantes interiores, Cebolla Rodríguez y Meza. Ahí está el problema: ambos pueden aportar gambeta, aunque no disponen del criterio necesario para clarificar con un pase ofensivo.

Las estadísticas por sí solas no dicen nada. Aunque si están acompañadas por argumentos pueden contribuir a la realización de una certera placa radiográfica de un equipo. La particularidad es que el Rojo no jugó bien en los partidos en los que alcanzó o superó el 60% de posesión, como ante Defensa, por Copa Argentina (0-1), Belgrano (1-0), el duelo de ida ante Chapecoense por la Sudamericana (0-0), Tigre (1-1), Atlético Tucumán (0-2) y Gimnasia (0-0). El hecho de que los dirigidos por Milito apenas hayan convertido dos goles en esos seis encuentros delata que tener la pelota no siempre es sinónimo de jugar bien. El cruce en el que más situaciones generaron fue el del sábado pasado, ante el Lobo, aunque sólo llegaron mediante centros y no a través de jugadas elaboradas.

Los dos cruces de la serie frente a Lanús, por la Sudamericana, fueron los partidos en los que Independiente tuvo los registros de posesión más bajos. En ambos, fueron los dirigidos por Almirón los que más la tuvieron bajo la suela. Vaya paradoja, los de Avellaneda lograron despachar al último campeón sin sobresaltos, ya que el Granate tuvo pocas ocasiones.

La incógnita gira en torno de determinar si Milito cuenta con materia prima para plasmar su idea. Dada la ausencia de un asistidor y teniendo en cuenta las características de los jugadores del plantel, Independiente parece ser un equipo más preparado para apostar al juego directo. Cuando le ceden terreno y pelota, como sucedió ante Chapecoense, Atlético Tucumán y Gimnasia, el Rojo no suele encontrar la llave para entrar al área contraria. Cuando le discuten la tenencia, como hicieron Lanús y el ofensivo Godoy Cruz del Gallego Méndez, aprovecha la velocidad de jugadores como Rigoni, quien saca provecho de su velocidad. No alcanza con la posesión si no hay aceleración.


Fuente Olé

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