Por Santiago Hanimian
Lucas Romero volvió a jugar después de cuatro partidos y su
ingreso, sumado a la venta de Sebastián Palacios, significó un cambio de
esquema.
El Perro retornó a las canchas luego de haber salido
lesionado en los primeros minutos del Clásico, y redondeó una correcta
actuación. Su entrega y sacrificio fueron los mismos de siempre, y con la
pelota en los pies alternó buenas y malas.
El ex mediocampista de Vélez entregó correctamente más del
77% de los pases que intentó. Además, acertó tres balones en largo, ganó un
duelo, completó dos despejes, realizó cuatro intercepciones, y recibió una
amarilla en la primera parte.
A pesar de la implementación del 4-3-3, el futbolista de 27
años continuó siendo el volante más retrasado, dándoles más libertad a Domingo
Blanco y Alan Soñora, que en los anteriores partidos habían tenido un orden
sorpresivo por su característico buen manejo de la pelota.
Fuente Infierno Rojo
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