Por Santiago Hanimian
Andrés Roa fue uno de los pocos jugadores que, ante un
contexto adverso, buscó revertir el resultado a partir de sus corridas y
regates.
El mediocampista colombiano no fue una luz, pero fue el
único que, con un mediocampo completamente pasivo, mostró rebeldía y fue a
través de él que Independiente generó las pocas situaciones de gol que tuvo:
primero, con un centro que cabeceó Silvio Romero y luego, con un cabezazo suyo
que tapó Leonardo Burián, el cual pudo haber significado el 1-1.
Si bien fue a través de él que el Rojo pudo haber generado
algo distinto, Julio César Falcioni decidió cambiarlo por el juvenil Braian
Martínez, a nueve minutos del final del encuentro, cuando ya todo parecía
definido y el 0-2, inamovible.
A pesar de que a lo largo del semestre nunca contó con la
regularidad necesaria, el futbolista de 28 años demostró que puede llegar a ser
un jugador muy desequilibrante y útil, pero necesitaría alguien con quien
asociarse.
Fuente Infierno Rojo
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