Por Augusto Fraschina
El conjunto de Lucas Pusineri deberá mantener la línea
demostrada en los dos últimos partidos. ¿Podrá lograrlo?
La suspensión del fútbol por la pandemia del Coronavirus
llegó justo cuando Independiente no lo necesitaba, en cuanto a los resultados.
La vuelta de la acción deportiva no solamente es un enigma en Argentina, si no
también en el resto del mundo, donde el COVID-19 aún no ha llegado a su pico
máximo de contagio y parece ser que la pelota no rodará hasta la próxima
temporada.
Independiente comenzó el año de forma positiva al lograr
buenos rendimientos ante rivales superiores (campeón y subcampeón) y se destapó
ante Rosario Central. No obstante, la vergonzosa caída ante el rival de toda la
vida hundió anímica y futbolísticamente al Rojo y los resultados comenzaron a
ser totalmente diferentes; a tal punto que la hinchada se impacientó y hubo un
punto de quiebre con los dirigentes y parte del plantel.
En medio de toda esa angustia, cuando parecía que la mística
copera en la Sudamericana ante Fortaleza le permitiría al Rey de Copas
encontrar una leve paz, la derrota ante Huracán echó todo por la borda y el
clima se volvió sumamente espeso.
Los vagos rendimientos generaron una revolución dentro del
plantel y Lucas Pusineri decidió probar con los juveniles; aquellos que en la
Reserva estaban por ser campeones. El partido ante Central Córdoba en un
Libertadores de América armonioso fue el escenario ideal para los chicos que
demostraron su hambre de gloria y aplastaron al elenco santiagueño por 3-0.
Pero el plato fuerte fue por la Copa de la Superliga, nada
más y nada menos que ante un Vélez que terminó tercero en el campeonato.
Pusineri volvió a apostar por los pibes y el equipo incrementó su imagen
positiva al triunfar merecidamente por 1-0. Lo posterior es historia conocida
y, reclamo mediante, el fútbol argentino debió frenarse.
Si bien el parate llegó cuando un renovado Independiente
comenzaba a escribir sus primeras páginas positivas, la realidad es que los más
experimentados podría acomodar las ideas y liberar todo ese estrés que cargaban
como consecuencia de sus rendimientos pobres.
La gran pregunta es: ¿Lucas Pusineri tendrá en cuenta los
últimos dos partidos y seguirá apostando por la cantera del club? ¿Volverá a
utilizar a los grandes, incluso considerando la vuelta de Pablo Hernández? Lo
cierto es que algunos jugadores demostraron no estar a la altura de
Independiente y el entrenador se percató de eso.
La nueva y esperanzadora camada de futbolistas pareció dar
fruto. Los chicos tienen ganas, juegan bárbaro y podrían conformar un equipo
interesante a futuro, si las situaciones externas e internas acompañan. Y
claro, si Pusineri sabe trabajar y quiere con ellos.
Fuente Infierno Rojo
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