José Tiburcio Serrizuela, héroe en la obtención de la Recopa
1995 en Japón, elogia el estilo del equipo y confía en Holan y el plantel para
traerse otra copa desde Asia.
Por Fabián Rodriguez
"El viaje fue una odisea. Salimos un miércoles a la
noche y jugábamos el domingo... Llegamos a la madrugada del día anterior al
partido. Yo jugué sin dormir, por ejemplo. Dimos mucha ventaja”.
Lo dice el tipo que perforó redes con la potencia de sus
remates. El que copiaba al Chivo Pavoni, al Gringo Scotta y a Daniel Passarella
por esos “tiros secos y fuertes”. Y él, de chico, pulió su disparo en un
potrero de Florencio Varela, donde se crió junto a sus nueve hermanos. José
Tiburcio Serrizuela se ganó un capítulo de la historia de Independiente. Fue el
protagonista principal de la última consagración en Japón, en 1995, cuando
logró la Recopa Sudamericana ante Vélez en Tokio. Han pasado más de 23 años y
el Rojo de Ariel Holan buscará otra conquista en suelo nipón.
-¿Qué análisis hacés de este equipo?
-Me gusta mucho porque maneja los partidos. Si bien siempre
quiere ser protagonista, en las copas cuando le tocó meter un central porque
tenía que aguantar los cabezazos, lo hizo. Siempre se manejó con la pelota. La
agarra, la maneja y la cuida. Ya sea para ser ofensivo o para defenderse.
Además, se escalona muy bien para rodear al rival. Sabe trabajar con el
control. Es un equipo con mucha personalidad. Me gusta la idea del entrenador.
-¿Te sorprendió Holan?
-Cuando dejé el fútbol trabajé en México, formando las
Inferiores de Veracruz. Allá se trabajaba mucho en el control de la pelota. En
2009 volví al país y durante el Mundial 2010 dije en un programa que acá se
podía jugar como España y se rieron. Los jugadores están, hay que saber
hacerlos jugar de esa manera. Entonces, cuando veo entrenadores que trabajan de
esa forma me pongo contento. Uno de esos, que lo hace muy bien, es Ariel Holan.
Me encanta cómo juega el equipo.
El Rojo le ganó a Vélez por 1-0.
-Y es un técnico de convicciones...
-Se nota que toma decisiones con los jugadores. Y por ahí
eso no gusta. Uno que jugó al fútbol sabe cómo son esas situaciones. A veces un
rival te obliga a cambiar la característica del jugador que es titular. Él lo
hizo, por ejemplo, con Sánchez Miño en la final de la Copa Sudamericana. Esas
cositas necesitan suerte y él la tiene. Además de trabajar muy bien.
-¿Notás que este equipo se reencuentra con la historia del
club?
-Esa es la búsqueda de él. Se nota que es hincha de
Independiente. Uno de los ejemplos es el saludo de los jugadores al entrar a la
cancha. Independiente es una familia.
-Por tu experiencia, ¿cómo afecta el jet lag y el cambio de
huso horario?
-Se siente mucho. Nosotros lo pagamos cuando vinimos...
Teníamos el drama del descanso, que no dormíamos bien. Nos alborotó todo, la
verdad. Es un viaje largo, con una cantidad de horas enorme. Vélez había
llegado una semana antes y nos estaba esperando con la mesa servida, ja.
-¿Cómo fue jugar sin dormir?
-Habré dormido una hora y parecía que era mucho... Fue una
siesta prácticamente. Me sentía cansado. Lo que ocurre es que cuando uno tiene
ganas supera todo. Nosotros teníamos una causa muy justa: nos jugábamos la
permanencia de Brindisi. Había problemas con Miguel y lo contuvimos. Él era muy
importante para mí. Cuando llegó yo no era titular, estaba Moas. Lo sacó y me
puso a mí. Esa confianza se tiene que pagar y me tocó hacer el gol a mí.
-¿Qué recordás del partido?
-Vélez venía bien, de ser campeón del mundo y estaba
descansado. Nosotros no teníamos que darle ventaja porque se nos iba a hacer
difícil remontar. Jugamos a no cometer errores y a aprovechar la chance que tuviéramos.
No fue un partido lindo, pero era lo que teníamos que hacer por las condiciones
en las que llegamos. Teníamos jugadores muy inteligentes y ganadores.
-¡Y qué centro te puso Arzeno!
-(Se ríe) Siempre le digo a mis hijos que yo perseguí las
cosas que proyecté. Nunca me había sucedido en mi trayectoria hacer el gol en
una final. Soñaba con ser protagonista. Y se dio. La jugada arranca en el medio
con una pared con Gustavo López. Le hacen falta, le pegué fuerte en el tiro
libre y va al corner. Tras el envío, recupero la pelota y se la punteo para
Luli Ríos, que tira un centro cruzado para Arzeno, yo mientras iba corriendo al
área y entré como nueve. Lo fui a buscar y lo logré. Fue lo más lindo. Un gol y
una Copa para Independiente.
Fuente Olé
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