Independiente perdió el partido que se creía que podía ganar
con facilidad. Tuvo una noche para el olvido en Venezuela y se volvió con las
manos vacías en el debut por el Grupo G de la Copa Libertadores. Muchas cosas
para analizar y comprender las claves que detonaron en la derrota.
Apertura rápida del marcador: Sin lugar a dudas, el gol
tempranero de Lara fue un factor que condicionó todo el trámite del encuentro.
El Rojo había arrancado dubitativo y el tanto del local lo bajó a la tierra:
había que jugar un partido de fútbol.
El desplomo: Con el gol de Lara podía esperarse que aparezca
esa característica que tanto le conocemos a este equipo: la reacción. Sin
embargo, se dio más bien lo contrario. Independiente se desmoronó completamente
y sufrió todo el partido. Clave para que nunca llegue al empate.
Malas decisiones: Casi como en efecto cadena, cada una de
las elecciones que tomaron los futbolistas de Independiente fueron equivocadas.
Pases sin destino, centros mal tirados, entrar constantemente en el embudo que
propuso Lara.
Y las que se eligieron bien…: Tampoco entraron. Hubo algunas
opciones bien seleccionadas, sobre todo en los pies de Martín Benítez. Pero
casi como una maldición, esas pelotas rebotaban en algún contrario o se iban
cerca del arco. Eso también fue clave, porque si el Rojo empataba, iba a tener
un escenario más que viable para darlo vuelta.
Figuras desdibujadas: Factor determinante fue que en
Venezuela Independiente no pudiera contar con sus jugadores más
desequilibrantes. No porque no hayan jugado, sino porque no lo hicieron bien.
Maximilano Meza estuvo flojo, salvo algunas acciones aisladas; muy bajo Silvio
Romero y lo mismo Jonathan Menéndez.
Fuente Infierno Rojo
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