Fernando Langenauer contó la historia del Turri en las
inferiores del Rojo y le deseó la mejor de las suertes en Estados Unidos.
Entrenamiento de Independiente.Ezequiel Barco(27.03.2017)NESTOR
GARCIA
Ezequiel Barco dejó una huella en Independiente que será
difícil de borrar. Los hinchas lo recuerdan por lo que hizo en Primera, pero
mucha gente ligada al club, lo hará por su paso en inferiores.
Fernando Langenauer, coordinador de la pensión del Rojo, le
escribió una emotiva carta al Turri, contando cómo fue toda su historia, desde
que entró hasta que se fue. Finalmente, le deseó la mejor de las suertes en
Estados Unidos.
La carta del coordinador de la pensión a Ezequiel Barco.
(Orgullo Rojo)
Siempre Será un pibe
de pensión
Hace casi un mes que tengo la necesidad de escribir, de
escribirte, de que todos sepan quien sos, y por lo que pasaste. En poco más de
un mes se cumplirán tres años de tu llegada al club, a esa vieja pensión en
ruinas. En un metegol, había siempre dos hermanos que desafiaban a quien se les
presente. Cristian y Ezequiel, dos pibitos de un pueblo cercano a Rosario, que
habían llegado hace un mes de la mano de Jorge Griffa, que te pintaban la cara.
Ezequiel, el mayor, era bicho, bravisimo, los primeros dias
ya estuvo metido en un lio. Le hablabas y te miraba de reojo, bajaba la cabeza,
te escuchaba, pero uno por adentro sentía que en cualquier momento se la volvía
a mandar. Ezequiel jugaba en 7ma. usaba la 10, el primer amistoso de ese año
fue con Gimnasia de La Plata de visitante, anduvo muy bien, pero en el predio
Tripero no había agua y no se pudieron bañar, llegó a la pensión todo sucio y
empezó a cambiarse en el pasillo. Uno de los coordinadores observaba la
situación, él lo miró y le ofreció el par de medias lleno de barro con él que
acababa de jugar su primer amistoso en las inferiores del club. La esposa de
este Coordinador de Pensión, juega con las medias de Ezequiel en su equipo de
fútbol femenino. Las viejas butacas de la doble visera, que rodean la cancha 1
del Predio de Dominico, fueron testigo de los momentos más difíciles de
Ezequiel en el club. Una lesión en su rodilla, lo tuvo 4 meses fuera de las
canchas, en el medio, su hermano Cristian se volvió a su casa en Gálvez. Cada
tarde, la rutina se repetía, se subía al micro en la puerta del Hotel en
Constitución, la pensión estaba en plena reforma, llegaba a Dominico, iba al
departamento médico y se sentaba frente a la cancha 1, con la mirada triste y
perdida, a mirar el entrenamiento de afuera. Te sentabas con él a conversar, y
te decía una y otra vez: "Me quiero ir a mi casa”. Muchos profesionales de
la Pensión y el fútbol juvenil, estuvimos encima de él, escuchando,
aconsejando, conteniendo, y logramos que se quiera quedar a pelearla. Volvió
para los últimos partidos del torneo, y le alcanzó para que lo eligieran el
mejor jugador de la categoría. Era un atorrante, no le gustaba estudiar, para
llevarlo a la escuela a la mañana, era una batalla para que se despierte, eso
si, jamás faltaba. Quería ir todos los partidos de alcanza pelota, y negociaba
con él para que vaya a estudiar a la sala de estudio, toda la semana. Le
gustaba mucho mirar fútbol e ir a la cancha a ver los partidos del rojo de
local, le encantaba el futbolista Aquino, lo insultaba todo el estadio, y él
decía: -Va para adelante y gambetea, me gusta. Para el cierre del 2015, fue de
los últimos en irse, porque Se quedó a rendir materias, y el 23 de Diciembre.
rendía Inglés, que por supuesto no sabía una palabra, si aprobaba pasaba de
año. Durante varios días preparo un speech de 5 minutos, que memorizó e iba por
todo el predio repitiendo en voz alta. Cuando se presenta esa mañana en el Enea
de Avellaneda. se encuentra con que el examen era escrito y no oral, se quería
morir. Estuvo una hora convenciendo a la profesora que le tome oral, que es lo
que había estudiado, le tomó y aprobó. La felicidad de ese chico por pasar de
año, pocas veces la vi. Fue el click que necesitaba para el 2016. Volvió a la
pretemporada con todas las pilas, y esa 6ta división tuvo un gran arranque, el
estaba intratable, con mucha confianza. Al poco tiempo lo llamo Fernando Berón
para entrenar con Reserva y enseguida fue a entrenar a primera con Gabriel
Milito. Recuerdo que me llamó el Gerente de Fútbol Profesional, que no lo conocía,
que iba a venir a la pensión, si yo se lo podía presentar. Nos sentamos los 3
en el comedor, y le ofrecieron firmar su primer contrato, él no podía creer lo
que pasaba. Lo acompañé a su habitación, nos abrazamos y lloramos, fue el
momento más emotivo que me tocó vivir con él. Muy generoso con sus compañeros,
chicos que no tenían botines, el los llevaba a la marca que lo Sponsoreaba para
que se elijan lo que les hacía falta. Semanas después, debutaría en Primera, y
le dedicaría a los chicos de la pensión su primer gol contra Godoy Cruz. A los
pocos días, se fue a un departamento con su papá, y al tiempo, tuvo su Fiesta
despedida de la pensión del club, donde se lo vió muy conmovido, abrazado a
todos sus compañeros y amigos de la pensión, con la presencia también de los
jugadores del plantel profesional. Lo que sigue todos lo conocen, la semana
previa a la revancha en el Maracaná me dijo: “Tranquilo, traemos la Copa”. Suerte
en esta nueva etapa de tu vida querido Ezequiel, para nosotros siempre serás un
pibe de pensión.
Fuente Olé
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