Por Renato Della Paolera
Qué difícil se me hace escribir estas líneas. Hace una
semana estaba, estábamos, viviendo una de las noches más felices de
nuestras vidas.
Salir campeón de una copa internacional, en el Maracaná y
frente al equipo con más hinchas del mundo no es cosa de todos los días y por
segunda vez en la historia, mucho menos.
Me propuse, en mis vacaciones con la familia, que nada
opaque esta alegría, que nada ni nadie permita eclipsar semejante logro. Los
que estamos adentro del club, de alguna u otra manera, más o menos
involucrados, sabemos lo que pasamos y lo que nos costó “volver a ser”. Por eso
me genera rabia tener que ponerme a averiguar, a indagar, a investigar, sobre que
fue lo que realmente pasó y que hay detrás de la salida de Ariel Holan, más
allá de lo que uno podía saber o intuir.
Lo primero que me sale decir es que nada ni nadie le puede
sacar un solo mérito, al ex técnico de Independiente, por lo conseguido éste año.
Es el responsable máximo de un montón de logros y objetivos cumplidos y que el
club estaba necesitando de manera desesperante para poder descomprimir tanta
ansiedad y tanta angustia acumulada durante los últimos años.
Tomó decisiones drásticas, duras, fue a fondo, sacó
jugadores, subió a otros, puso pibes, los bancó, eligió jugadores cuestionados
como refuerzos que el tiempo le dio la razón, acercó a los viejos ídolos, les
dio lugar, los hizo parte, les transmitió sentido de pertenencia a los jugadores,
hizo que se identifiquen jugadores e hinchas los unos con los otros, como hacía
mucho tiempo no ocurría y lo más importante de todo, hizo jugar al equipo
como a los hinchas nos gusta, nos íbamos felices de la cancha porque el equipo
nos representaba.
Todo mérito de él, de Ariel Holan. Si algo le faltaba para
que su ciclo sea brillante eran dos cosas, una medianamente o poco previsible,
según el grado de optimismo con que se lo mire, que era salir campeón. Y la
otra, absolutamente impensado y descabellado que era, terminar con la barra
brava del club como todos o ninguno quiso o pudo.
Él si, se enfrentó, los
denunció, se la bancó y les ganó.
Hasta aquí habrán leído todo lo bueno y
extraordinario que me pareció el ciclo de Holan en Independiente.
La verdad
hasta me sorprendo mientras escribo todo lo que logró éste hombre.
Ahora bien, quiero decir que si Ariel hizo todo ésto bien
durante casi un año, desde el miércoles 13 a la noche al miércoles 20 a la
mañana, hizo casi todo mal.
En su carta de despedida explica su salida de Independiente
basando sus argumentos en un sólo hecho, su particular situación producto de
todo lo que le tocó vivir con la barra brava, todo… absolutamente todo lógico y
aceptable. Creo que la gran mayoría de nosotros en su lugar, primero, no
hubiese actuado con la valentía que actuó él y segundo, hubiese renunciado en
ése mismo momento.
¿Por qué digo que actuó mal la última semana entonces?
Porque Holan cuenta sólo esa parte
de la historia, cierta y lógica, vuelvo a remarcarlo para que no queden dudas.
Pero no cuenta que en el medio perdió a su colaborador más cercano, a su amigo,
a su socio. Tan importante era dentro de su cuerpo técnico el profesor
Alejandro Kohan que, como nunca vi en tantos años de profesión, sus ingresos eran
exactamente iguales que los que percibía él.
El alejamiento del “profe” de su
cuerpo técnico juega en ésta historia un papel absolutamente preponderante.
Kohan fue siempre su nexo con el plantel, fue quien le
encolumnó “la tropa” en esos días complicados de enero y febrero donde la
escoba jugaba un rol fundamental, fue quien en los momentos de “desborde
emocional” producto de su doble rol de técnico e hincha lo bajaba a la tierra y
lo tranquilizaba para que pueda tener la mayor lucidez posible a la hora de
tomar decisiones futbolísticas.
Alejandro Kohan, no era sólo un preparador
físico dentro del cuerpo técnico, es más, me animaría a decir que lo que menos
hacía era ser PF, labor que delegaba en gran parte, en el profe Satto. Era más
para Holan, mucho más, que el “tuerto” Adorno para el Pato Pastoriza, con
funciones absolutamente distintas, claro está.
Si la salida de Kohan no se esgrimió como argumento en dicha
carta creo que fue solo por cuestión de egos. No entiendo, por ejemplo, por qué
si la decisión fue por los motivos descriptos, se negoció, con su nuevo
representante, Fernando Hidalgo, un nuevo contrato. Contrato que un año antes
negoció el propio Holan, ya alejado de Cristian Bragarnik. Desde el momento que
designa a Hidalgo como representante, su decisión de alejarse estaba tomada, es
una interpretación que hago y que quizás sea equivocada. Pero era necesario
para negociar con Independiente y con el antecedente antes mencionado designar
a un empresario, que está más que claro, que su mayor beneficio económico era
llevarlo a trabajar al exterior donde su ganancia estaba asegurada.
Si la decisión, repito, era solo por los argumentos dados,
¿Por qué el DT pidió una serie de requisitos ligados a la salida y llegada de
jugadores? Jugadores, que eran referentes y en un alto porcentaje que llegaron
bajo su gestión.
Me preguntó, les pregunto… ¿Holan se sentía seguro sin Kohan,
como ladero y mano derecha de poder manejar al grupo? (Grupo que “adoraba” al
PF y miraba de reojo al DT). Difícilmente alguna vez se reconozca.
Ariel Holan, está en todo su derecho de priorizar su familia
y seguridad personal y es lo que debe hacer cualquier hombre de bien, aún
cuando en el medio existe una relación de tanto amor con su club de toda la
vida. Lo que si estoy convencido es que no se contó toda la verdad y aún peor,
que se equivocó en las formas.
Porque tranquilamente, el jueves después del
partido podía haber elegido a un dirigente, el de su mayor confianza (imagino
Pablo Moyano) y decirle que por el motivo expuesto públicamente después, había
tomado la decisión de alejarse.
¿Qué se le podía achacar, quien lo podía cuestionar? Nada.
Pero eligió el camino equivocado, negociar números, hablar el día siguiente a
la obtención de la Copa de un “proyecto integrador”, bajar listas… Innecesario.
De actuar correctamente creo que hoy Jorge Almirón, estaba armando la
pretemporada para el verano, pero fue tarde, el “míster” se fué a Colombia y se
perdió la oportunidad de tener nuevamente a uno de los pocos técnicos
prestigiosos, que estaba libre y sin relación contractual con ningún club.
Ahora
hay que rezar para que Matías Almeyda pueda desligarse de las Chivas de
Guadalajara.
Para finalizar quiero decir que Holan, a mi humilde entender
y más allá de su error recién mencionado, tiene las puertas abiertas para su
regreso, porque Independiente es su casa, porque nadie se va a olvidar que nos
devolvió el orgullo y nos hizo recuperar la identidad. El “Pato” se fue a Boca
y volvió después dos veces a dirigir a “su” Independiente.
Y porque todos,
absolutamente todos, están por debajo del Rojo. Pasarán dirigentes,
entrenadores, jugadores, el club está por encima de todos ellos y si algún día
el club necesita de Holan seguramente le abrirá las puertas, para que regrese a
tener su revancha o para hacerlo aún más grande.
Fuente Muy Independiente
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