Chiqui Tapia. Foto: LA NACION
Por Francisco Schiavo
Claudio Tapia empezó mal al frente de la AFA: con el
"caso Bauza" desperdició la primera oportunidad para mostrar un
liderazgo genuino. La reunión en el predio de Ezeiza terminó con
declaraciones demasiado light para el tema. "¿Quién dijo que Bauza se
iba?", preguntó, irónicamente, el dirigente, que, a la vez, no pudo
confirmar si el Patón dirigirá la próxima fecha de las eliminatorias, ante
Uruguay, en el Centenario. Al menos, contradictorio. Hay que recordar que el
seleccionado argentino no sólo define la continuidad de un entrenador. Mucho
más profundo, se juega la clasificación para el Mundial de Rusia.
Tapia quizá no se dio cuenta de que podría haber dejado la
primera huella como líder de la AFA, pero como un verdadero líder. Porque en
estos tiempos lo que menos le conviene es la ambigüedad. Él debe manejar los
tiempos políticos, si no es un títere de los clubes más poderosos, como dijo en
la misma Redacción de La Nacion.
¿Quiere que Bauza se quede? O, según los
trascendidos, ¿apuesta a un operativo de desgaste para que el entrenador
renuncie?
Nada está claro, por más que el presidente repita una y otra vez que
hay un contrato firmado.
Hay que ser justos: desde estas mismas líneas se dijo que el
ciclo de Bauza estaba cumplido. Y se sostiene la sentencia. Pero la nueva AFA
se maneja como la vieja AFA, entre claroscuros y sin seriedad, dándole mil
vueltas a un tema que parece cerrado. Claro: a fin de cuentas, son los mismos
dirigentes.
Fuente Cancha Llena


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