El equipo de Avellaneda, bajo la dirección técnica de Holan,
se quedó sin argumentos y el Fortín se lo empató en el complemento; fue el el
segundo partido del año para los Rojos, que venían de igualar 0 a 0 con San
Martín de San Juan
Por Jonathan Wiktor
Menudo chasco se llevó Independiente en la noche de viernes.
Luego de completar 45 minutos muy buenos, el equipo de Holan, que mereció un
poco más, se quedó en el complemento, no pudo ganar y apenas empató 1 a 1 con
Vélez.
El primer tiempo de Independiente estuvo a la altura de las
expectativas que generó durante los meses previos. A diferencia del inestable
partido ante San Martín de San Juan, el equipo de Holan alcanzó en la primera
parte del duelo un funcionamiento que lo hizo dueño del juego. Obsesionado por
el arco rival, alejado de la teoría de la tenencia improductiva, Independiente
fue una tormenta incesante para el conjunto de De Felippe. Lo encerró en su
territorio y, poco a poco, lo puso en jaque. Rigoni, a los 15 minutos, en pleno
entusiasmo, ejecutó un tiro libre mecánicamente perfecto, con la armonía justa
entre velocidad y precisión, que resultó imposible para Assmann, testigo
directo de un gol anormal.
A partir de ahí Independiente profundizó su idea. Cada vez
que recuperaba la pelota, Holan veía en el campo lo que había diagramado
durante la semana. El equipo, ya volcado en ataque, poblaba la zona ofensiva y
resultaba impredecible, un manada de lobos guiada por el impulso de Erviti, el
más inteligente del plantel. Pero hubo un fallo en el sistema: la capacidad de
generación no tuvo una relación favorable con la buena terminación de las
jugadas. Por eso el local no pudo ampliar la diferencia cuando lo merecía.
Antes del final, a todo esto, Lamolina no vio un claro penal de Figal a Pavone.
La segunda parte pareció una continuidad de la primera. Pero
fue un espejismo. Porque con lo que no contaba Independiente era con que Vélez,
lejos de alcanzar su mejor versión, llegaría al empate muy rápido, fácil, casi
sin merecerlo. Así fue que a los ocho minutos, mientras el equipo de Holan
buscaba el segundo, Juan Manuel Martínez dejó mudo al Libertadores de América
al marcar la igualdad. Independiente intentó seguir el plan. No pudo. Salvo por
algunos momentos, se perdió en su desesperación, que fue creciendo a medida que
desperdiciaba las oportunidades. Vélez entonces asomó la cabeza y con poco
logró equilibrar el juego. De Felippe, que en la previa fue ovacionado por su
paso por el club de Avellaneda, supo que el empate no estaba tan mal. Holan
estaba incómodo por el resultado.
El gol de Rigoni
El gol de Martínez
¿Fue penal a Pavone?
Fuente Cancha Llena
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