Por Juan Martin Primavesi
El plantel de Independiente se vio feliz luego del gran
triunfo por 5 a 0 frente a Patronato, y, tanto los festejos como el desahogo,
se hicieron oír desde el vestuario visitante.
El Rojo necesitaba desesperadamente un triunfo, y si era con
la contundencia suficiente para recuperar la fe, mejor. Así fue de tal manera
que ganó, goleó y gustó. Al equipo de Ariel Holan le sirven los puntos,
primero, para no perderle pisada a Boca pero, principalmente, para recuperar el
estado anímico de los jugadores.
Una goleada tan amplia como se dio esta tarda, no sucedía
desde la segunda fecha del Torneo Clausura 2006 cuando el conjunto de
Avellaneda vapuleó a Instituto por la misma diferencia. Esto provocó la
felicidad de todo el grupo, ya que no venía teniendo la suficiente fortuna para
llevarse los tres puntos los encuentros pasados.
Fuente Infierno Rojo

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