A Albertengo le
avisaron que será papá y festejó la noticia con un gol a Patronato, en Paraná.
El delantero, que cortó una extensa sequía, ya se imagina con su hijo.
Lucas y Carolina se
encuentran en la dulce espera del nacimiento de su primer hijo. (Foto:
@carytososa)
Por Fabian Rodriguez
"Me emociono porque
no la pasé bien y durante la semana pasada me llegaron noticias lindas que me
hacen disfrutar”. Los ojos de Lucas Albertengo se llenan de lágrimas porque en
su mente convergen pasado, presente y futuro. Recuerda la incertidumbre durante
la inactividad que se extendió casi un año, tras lesionarse el 30 de septiembre
de 2015 en Paraguay, y compara aquellos momentos vividos con los tiempos
actuales, en los que regresó al gol, ese gran cómplice durante su carrera. Y
también imagina la etapa que atraviesa y lo que vendrá en pocos meses, cuando
nacerá su primer hijo: “Aprovecho para dedicárselo a Caro, mi novia, que esta
semana me dio una noticia muy especial. No sabemos el sexo, pero ojalá que lo
pueda llevar a patear la pelota”.
El Flaco volvió a
sonreír adentro de una cancha porque cortó una sequía de más de 18 meses, en
los cuales estuvo casi siempre afuera debido a la recuperación de la rotura de
ligamento cruzado y meniscos de la rodilla izquierda. Su último gol había sido
ante Arsenal, en Avellaneda por Copa Sudamericana, el 16 de septiembre de 2015.
Pero el domingo en Paraná se reencontró con su aliado predilecto: “Cuando quedé
mano a mano sabía que era la oportunidad de convertir. Se pasan muchas cosas
por la cabeza, como aquellos días difíciles. Por eso, cuando la pelota entró
fue un alivio y un desahogo. Pasó mucho tiempo del último gol por las lesiones,
pero todo llega con esfuerzo. Me va a servir para soltarme y sentirme como
antes”.
Albertengo consiguió
su undécimo tanto con la camiseta roja. Este grito le permite elevar la
autoestima y mostrarse como una pieza confiable para luchar por un puesto como
acompañante de Emmanuel Gigliotti. Y para él no fue sencillo conseguir el gol,
por la carga emotiva y también por las condiciones del campo, ante la
persistente lluvia y la formación de barro: “Pude controlar el pase y cuando
quise hacer el segundo toque para acomodarme la adelanté un poquito y llegó el
arquero a achicarme, pero alcancé a puntearla justo. Por suerte pasó y entró”.
Independiente tuvo un
domingo bendito. Logró su primer triunfo en el ciclo de Holan, goleó a
Patronato -un rival que como local llevaba siete partidos sin derrotas- y
Albertengo recuperó la memoria goleadora. Un gran envión para la agenda cargada
que tendrá por delante: “Estamos un poco lejos en la tabla, pero tenemos dos
partidos pendientes. Si somos capaces de ganarlos nos prendemos en el lote de
arriba con la posibilidad de pelear por un puesto en la Copa Libertadores.
Esperemos que este partido sea un punto de partida”.
Fuente Olé

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