El rosarino fue aclamado por los fanáticos en el Monumental,
sin embargo, la despedida al conjunto de Edgardo Bauza tuvo un dejo de frialdad
por el nivel de juego exhibido ante Chile
Por Daniela Lichinizer
Desde temprano, el Monumental se preparaba para recibir a la
selección argentina. Habían pasado casi dos años desde la última vez que el
equipo "Albiceleste" había hecho de local en ese estadio. La
posibilidad de enfrentar a Chile por Eliminatorias hacía que en el aire se
palpara una suerte de sed de revancha, por las dos últimas finales perdidas
ante los trasandinos (en la Copa América 2015 y Copa América Centenario 2016).
En la previa del partido, por lo bajo, corrían los rumores
del triunfo agónico de Colombia ante Bolivia, que obligaba al equipo de Edgardo
Bauza a ganar para volver a la zona de clasificación al Mundial de Rusia 2018.
Pero esa presión no hizo más que envalentonar a los hinchas, que ya una hora
antes del partido comenzaron a alentar al elenco local. Esos momentos antes de
que comenzara a rodar la pelota tuvieron, tal vez, más calor que los 90 minutos
de juego.
"Que de la mano de Leo Messi, todos las vuelta vamos a
dar". El cántico comenzó a bajar desde las tribunas cerca de las 19.45.
Minutos después, cuando la Selección salió a hacer el calentamiento previo, el
rosarino fue el único ovacionado: fue una declaración de amor de los hinchas
hacia "La Pulga" que duró casi media hora.
El rosarino convirtió el gol de la victoria ante Chile
(Télam)
Lejos de lo que podía pensarse, en el estadio de River hubo
máxima tolerancia incluso para aquellos futbolistas más cuestionados. Esta vez,
no hubo ni silbidos ni murmullos para jugadores como Ángel Di María, Gonzalo
Higuaín y Sergio Agüero.
El gol de penal de "La Pulga", que le daría la
victoria a la Argentina ante Chile por 1-0, hizo que los hinchas
"Albicelestes" emularan a los del Barcelona y ensayaran miles de
reverencias hacia el crack. Lejos quedaron aquellos tiempos de resistencia a la
figura del delantero del Barcelona: en la tarde-noche del Monumental, todo lo
que hizo Lionel Messi fue merecedor de aplausos a rabiar.
Solo hubo otro futbolista que logró que los hinchas se
levantaran de sus asientos para corear su nombre. Gabriel Mercado, con una
destacada tarea por el lateral derecho, encendió a los fanáticos y se convirtió
en el segundo -y último- futbolista reconocido por el público en la noche de
Núñez.
Pero ese buen clima que se había generado en la previa se
fue diluyendo con el correr de los minutos del encuentro. El flojo desempeño
colectivo de la Argentina derivó en un partido chato y opaco. Solo los aislados
destellos de Messi arrancaron respuestas positivas desde las gradas. El
conjunto del "Patón" no logró generar empatía en un público que se
fue con ganas de más en cuanto al nivel de juego.
El público no quedó contento con el desempeño del equipo de
Edgardo Bauza (AP)
El pitazo final dejó una imagen sobria, tanto en las
tribunas como en el campo de juego. No hubo abrazos fervorosos entre los
jugadores, tampoco una celebración desmedida entre los hinchas. Se ganaron tres
puntos -importantes, claro- pero nada más.
La salida del estadio tuvo un tinte de desazón. Las miles de
almas marchaban a paso lento, pero sostenido. En sus rostros se veía la
decepción. "En el segundo tiempo no metimos dos pases seguidos", se
quejaba una chica. "Jugando así, va a ser difícil…", se lamentaba un
joven a unos metros. El resto de la masa parecía ya haber olvidado que minutos
atrás hubo un partido. La mayoría hablaba de cosas cotidianas…hasta las ganas
de hablar de fútbol parecían haber perdido los hinchas.
Messi jugó, hizo un gol y fue ovacionado. Argentina le ganó
a Chile, pero quedó en deuda con su gente.
Fuente Play Fútbol
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