Ariel Holan se dio una vuelta por Olé. (Lorena Lucca)
Por Antonio Serpa
El fútbol no suele ser el ámbito más permeable para las
innovaciones. De ningún tipo. Los barones del fútbol clásico, putos amos del
vestuario, nunca vieron con buenos ojos la incorporación de la psicología -la
de verdad, no la de la calle-. Todavía se está discutiendo la inclusión de la
tecnología, que en otros deportes se usa con éxito desde hace mucho tiempo. Y
no está del todo aceptada la presencia de mujeres: ni como árbitros, ni como
conductoras de equipo (recordar el despectivo revuelo que se armó cuando una
entrenadora presentó un proyecto para los seleccionados juveniles). Son apenas
botones de muestra.
Los ataques a Ariel Holan, flamante técnico de
Independiente, huelen más a prejuicio que a defensa de los supuestos atacados
en un audio privado. Después de todo, en ese audio que se filtró, Holan dice un
par de verdades que cualquier hincha de Independiente -y de otro equipo- no
dudaría en suscribir.
Por ejemplo, que no se puede jugar como el Barcelona sin
los jugadores apropiados o que el problema del equipo lo resuelve mucho más la
capacidad que la espalda. La esposa de Milito (como alguna vez la del Cata Díaz
o la de Di María) sintió que su marido había sido aludido y respondió.
Burruchaga -tiene una historia en común con Holan, con cuentas pendientes-,
quien había salido de Sarmiento con tiempo para ser considerado como candidato
y no fue tenido en cuenta, le tiró a los tobillos.
Bertoni hizo lo mismo.
El fútbol en general -y el argentino en particular- destrata
a los que no son del palo (no cuenta en este caso el palo de hockey). Los
ningunea. Invalida sus opiniones por “falta de vestuario”.
Por inseguridad, por
corporativismo. Y también por temor a lo distinto.
Fuente Olé
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