Por Beto Tisinovich
Muy bien. Aplausos. Se pasó la llave contra el mejor equipo
de la Argentina. Condicionado por el 2-0 en su casa, Lanús vino a Avellaneda
sólo a ensuciar el partido de la mano de Lautaro Acosta. Lástima, hubiese sido
bueno jugar cara a cara para que el Rojo pueda sacar mejores conclusiones para
el futuro. Ya está, pesó el buen trabajo colectivo de los muchachos de Gabriel
Milito y clasificación para vernos con Chapecoense. Dentro de una paridad casi
absoluta en el poco juego que pudo verse, por la continuas faltas, pudimos ver
a nuestro conjunto muy aplicado. Jamás perdió el equilibrio y cuando Barco pudo
zafar de las patadas granates, habilitó a Rigoni, centro y Benítez, en el
rebote, facturó. Ahí se terminó la cosa. Porque el visitante, a no ser por
algunos errores en la salida, en especial de Toledo (que expulsión tan pero tan
absurda), casi que no inquietó. Porque si bien a bicampeón de 2016 se le fueron
algunos jugadores importantes, la base la tiene y se nota que cuando tiene
ganas de jugar te puede pintar al cara. Por eso hay que valorar, y mucho, este
pase de llave cuando muchos pensaban que estábamos entregados. Ahora debemos
recuperar energía y pensar con los pies en la tierra partido a partido. Que
toda vaya decantando y no proponerse metas más allá del próximo contrincante.
Sabemos que el plantel es corto, pero también que hay buen material. Lo bueno
de anoche es saber que en los últimos 20 minutos,. ya con un hombre menos, el
equipo se hizo fuerte en al tenencia de pelota. Casi que no se la dejó tocar al
rival y, por ende, no sufrió. Hubo inteligencia para manejar una situación
complicada para llegar al epílogo con aire de sobra
Que la histeria de los líos, luego del 3-0 del global, no
empañen en lo más mínimo el gran paso que dio el Rojo. A descansar que hay que
ir por más.
Fuente Olé


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