Copa Sudamericana 2016: Independiente 1 - Lanús 0.
Por Román Failache, "TYC SPORTS", WEB.
Dejaré la formalidad de lado por esta vez. Perdoname si
entrás en busca de un análisis exhaustivo y minucioso de esta victoria, pero
no podría plasmar por esa vía lo que ahora intento expresar. Ya desglosaré en
otros escritos los métodos y características de este equipo; hoy, no. Porque es
algo que excede a lo estrictamente futbolístico, donde hay un segundo plano muy
marcado. Esto es, más bien, un cuestionamiento que acarrea consigo años y años
de congoja: ¿Hace cuánto tiempo que pasamos viendo equipos sin sabor a nada?
Ya lo sé. "Pero pará, si van cinco partidos",
pensarás. Y es válido. Lejos estamos de lograr lo que se busca, todavía. Aunque
la sensación de que este es el camino para llegar a algo no me la va a sacar
nadie, y a vos tampoco. Hoy, después de muchísimo tiempo, me siento
identificado con Independiente.
Sufrimos el descenso. Nos condenamos durante 42 fechas.
Volvimos y nos amargamos más de lo que disfrutamos. Nos vimos obsequiándole a
los de enfrente el pase a esa Libertadores que tanto nos seduce. Masticamos
angustia en un loop que se hizo eterno. Miramos a River, a Boca, a San Lorenzo,
a Huracán, a Racing, a Arsenal, a Lanús y a cuántos más llegar a lo más alto, y
nosotros allá, esperando nuestro tren. Y ahora, una vez que nos volvíamos a
meter en una copa internacional, que parecía haber luz, llegaba el cuco del
campeón argentino en primera instancia.
Bueno, creo que el presente se bifurcó y el camino que
tomamos esta vez, después de tanto penar, es el correcto. Dominamos durante 180
minutos a un dignísimo rival -porque sofocar y no dejar maniobrar también es
dominar-, sin sufrimiento y mostrando atisbos de buen accionar, con un equipo
propiamente dicho, solidario y comprometido. Se aplauden los vestigios del
trabajo semanal impreso en la cancha, las salidas por abajo y la notoria
desesperación por querer salir a ganar y, sobre todo, a jugar. Los recursos y
las ideas que muestran nuestros once nos sorprenden y nos convencen de que hay
con qué.
Independiente se está renovando y con él, nuestras
esperanzas, la de los hinchas que volvemos a creer, después de mucho, que
estamos cerca. Que un título no es un imposible que solo se dará gracias al
combinado de un par de resultados favorables para tener enfrente a un
adversario que se supone fácil. Hoy quiero jugar contra el mejor de todos y
decirle 'acá estamos, esto somos, y venimos bien plantados'. Hace mucho no me
pasaba esto. Pero tengo fe ciega en este equipo. Y me gusta demasiado este
infierno tan encantador.
Fuente T&C Sport Web
Publicó El Gran Campeón

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