domingo, 3 de julio de 2016

Lo mejor sería quedar fuera de Rusia 2018




Por Fernando Signorini (*)

Hay que cambiar el paradigma. Ahora que Lionel Messi renunció a la selección, lo mejor que puede sucedernos es que la Argentina no se clasifique al Mundial de Rusia 2018: sería la única forma de provocar una imprescindible revolución en el fútbol argentino.

Si la selección se queda fuera del Mundial (cosa muy probable sin el aporte de Leo), será entonces el momento de escuchar qué dicen esos ridículos impresentables a los que si les tirás una pelota la agarran con la mano (como decía Diego con inocultable desprecio) y que, sin embargo, son capaces de poner en discusión a un chico que con la pelota es un artista sublime, que nos llena los ojos de belleza y alegría, y que generalmente gana, pero que sufre por estar sometido a las urgencias que generan año a año las frustraciones del fútbol argentino.

Siempre se lo criticó por no tomar decisiones: ahora sería lógico que apoyaran su determinación de no jugar más con el equipo nacional; pero seguramente no vacilarán en ir de rodillas a rogarle porque si no juega, se caen los sponsors y. con ellos, un negocio multimillonario

La decisión que Leo tomó es absolutamente entendible y justificada; no puede continuar tolerando que le digan esa tontería de que no siente la camiseta, que es un pecho frío. ¡Justo a él!, que a los 12 años tenía que aplicarse sólo las inyecciones para seguir el tratamiento de desarrollo. Es demasiado miserable e injusto todo el medio y especialmente el ambiente del fútbol argentino, que no lo merece a Lionel. Si se hubiera naturalizado español, ya habría ganado la Eurocopa y sería campeón del mundo.

Después del mundial de Brasil yo mismo le sugerí que no jugara más para la selección, porque no se merecía las críticas intencionadas y vergonzosas que le hacían con una irrespetuosidad lacerante. De la misma manera en que nos encargamos de construir a los ídolos, no vacilamos en hacerlos pedazos cuando no están a la altura de nuestras expectativas.

¿Cuánto más puede hacer este genial jugador en un sistema de juego que (en mi opinión) no lo favorece al dejarlo demasiado expuesto? Necesitaría más compañía, como en el Barcelona, para poder llegar al área mucho más de lo que llega con la Argentina, que se para de contragolpe y parece jugar a esperar el error del rival cuando, con los jugadores que tenemos, sería más lógico ir a provocarlos. Con ese sistema que se me antoja demasiado cauteloso, se perdió la final contra Alemania en el mundial de Brasil, contra Chile en la Copa América de 2015, y ahora sucedió lo mismo. El equipo tendría que pararse 30 metros más adelante, darle más acompañamiento a Leo y a lo mejor pensar en jugadores de buen pie (en cada línea) para darle más fluidez a la generación de juego.

Sinceramente preferiría que Messi no dé marcha atrás con su renuncia. Y mucho mejor aún si, junto con él, hicieran causa común Agüero, Higuaín, Mascherano, Di María. Porque además serviría como una fantástica señal hacia millones de chicos en el mundo, toda vez que recibirían de sus queridos ídolos el inequívoco mensaje de que "la dignidad no se negocia". Sería un punto de inflexión, un puñetazo en el ojo de la corrupción que ha transformado esta "fantástica excusa para ser feliz" que es el fútbol en una insoportable porquería.

¡Coraje, muchachos! Que ustedes se conviertan en dirigentes sería muy sencillo, pero que los dirigentes (y periodistas) puedan jugar, ¡imposible!


(*) El autor es ex preparador físico del seleccionado

Fuente Cancha Llena

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