jueves, 23 de junio de 2016

Cómo hizo Messi para derribar barreras y derrumbar sospechas






Señalado alguna vez por no patear tiros libres, el abanico del crack también ofrece esa especialidad; desde que lleva la cinta, ya marcó 5


Por Cristian Grosso



Lo acusaron de individualista. Dijeron que le faltaba gol para ser delantero, que era previsible como extremo derecho con el perfil invertido, que no ayudaba en la recuperación, que no cabeceaba, que no ejecutaba penales, que se escondía, que tenía una mirada muy reducida del juego y no leía toda la cancha. Messi no protesta, no fanfarronea ni vende lo que no es. Pero ya se encargó de derrumbar todas las sospechas. "Os aconsejo que no le pongáis a prueba porque os hará callar", profetizó un día Pep Guardiola. También lo apuntaron por no patear los tiros libres. Messi vive de los desafíos. Lo que no se permite el genio es descansar. Sentirse cómodo con lo que sabe y le da éxito, hasta lo puede aburrir. Entonces evoluciona, no tanto por ambición, sino porque no puede evitarlo.



Siempre tuvo el toque para patear tiros libres. Pero no reclamaba la ejecución porque respetaba una jerarquía que su talento bien podía desafiar. Aceptaba que los Ronaldinho, Xavi, Verón o Riquelme gozaban de prioridad. Hasta que su dimensión de capitán en el seleccionado lo empujó a asumir todas las responsabilidades. Porque si algo le sobra a Messi es carácter. Con Alejandro Sabella se adueñó de los tiros libres. Para entonces, en Barcelona también había crecido su influencia en los remates, desde que en 2008 convirtió el primero por esta vía. Hoy son una deliciosa especialidad: al término de la Liga española 2015/16 señaló siete para Barça, un nuevo récord, comparando los cinco torneos más prestigiosos del Viejo continente.



Ya son cinco festejos en albiceleste. El bautismo llegó el 7 de septiembre de 2012, en Córdoba, en la victoria 3-1 sobre Paraguay en las eliminatorias rumbo a la Copa de Brasil. Fue su conquista N°28. Tardó, porque antes no era su obsesión. Bastó que se lo propusiera. Nada más estimulante que un genio disconforme. Repitió la función ante Uruguay (3-0), en Mendoza, con un sorpresivo remate por debajo de la barrera. El tercero lo dibujó en el Mundial, en Porto Alegre, frente a Nigeria (3-2). Y ya en el ciclo de Martino renovó la magia precisamente en esta Copa América, en las metrallas con Panamá (5-0) y los Estados Unidos (4-0). Siempre que marcó de tiro libre, ganó la selección. El último, un exquisito disparo que se colgó del ángulo más alejado, llegó con récord. La estatura de Batistuta, el plusmarquista anterior, merecía una obra de arte en su capitulación.



¿Tiro libre para la Argentina? Patea Messi, qué duda cabe. Aunque estén Banega, Lamela o Biglia, que en sus clubes administran la pelota parada. Y el estadio se enciende entre los flashes que intuyen un pasaje a la historia. "Me até fuerte porque me quería afirmar bien, no me quería resbalar porque la cancha estaba jodida en ese aspecto", reveló Messi después del partido. Que nadie espere explicaciones profundas. El genio trabaja con naturalidad mientras desafía a la ley de la gravedad.



Tiro libre para la Argentina. Va Messi y una extraña electricidad se apodera del lugar. Lo que lo vuelve un marciano es la regularidad de su excelencia. Juan Pablo Varsky eligió una figura insuperable: "Hace años que juega como en junio del 86". O como en junio de 2016, porque entre tantos homenajes retro, Lionel Messi también está empecinado con desempolvar la gloria.




"Llegar a tres definiciones en tres años no es cosa de todos los días. Pero también es cierto que a esta altura de las circunstancias lo único que importa es ganar, sobre todo después de venir de jugar dos y perderlas. Eso es lógico"

Lionel Messi
Capitán Argentino





Fuente Cancha Llena

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