Segundo: “Voy a pedirle la camiseta a Denis”

Ricardo Segundo, el goleador de Telmo que vive frente a la cancha, se refleja con el Tanque y lo va a manguear.

                        

El delantero salteño de 24 años posa desde su casa con el Osvaldo Baletto detrás.

Por: Matias Arena

El arraigo de un pueblo con su gente forma el más auténtico sentimiento de pertenencia. Los habitantes de la Isla Maciel lo sienten de tal manera. No sólo con el barrio, sino también con San Telmo, el equipo de la Primera B que sueña con un triunfo ante Independiente. Son dos en uno. Indivisibles. En la cara del delantero Ricardo Segundo (24 años), vecino de la Isla, se percibe el amor por ambos. Y desde el balcón de su casa mira el Osvaldo Baletto, tal vez imaginándose una victoria en Formosa.

- ¿Cómo supiste que les tocaba Independiente?

- Estaba en casa mirando el sorteo y cuando salió el cruce pensé que era una buena chance de mostrarse. Podemos quedar en la historia del club.

- ¿Tenés amigos del Rojo?

- Sí, muchos. Te tiran buena onda pero a medias. Me dicen: ‘Ojalá que metas un gol, pero el Rojo dos’... Y otros me pidieron si les podía conseguir la camiseta. Vino con manga la cosa.

- ¿Hay algún jugador que te guste del Rojo?

- El Tanque Germán Denis es uno de los delanteros con quien más me identifico. Es un animal que va para el frente y no le importa nada. Voy a pedirle la camiseta, pero hay que ver si me la da, ja...

De pibe llegó a Buenos Aires con su mamá desde Orán, Salta. Su abuelo, cansado de verlo encerrado, lo anotó en Telmo. “Empecé a los 5 y no paré: hice baby, Inferiores, todo. Conozco todo el club”. Y poco después de debutar en Primera a los 17, el amor hizo que se mude enfrente del estadio. “Fui a un cumple con un amigo, conocí a una chica y me picó el bichito... Me vine a vivir acá porque ella quedó embarazada”.

- ¿Qué tiene de particular vivir tan cerca del club?

- Siento que es mi casa. Cada vez que juego veo a mis vecinos.

- ¿Nunca llegaste tarde?

- Sí, me confié. Me puse el despertador a las 8 y me quedé dormido. Y cuando entré estaban haciendo un loco. A veces me cargan y me dicen: “¿Y mucho tráfico?”. O cuando nos estamos bañando: “Dale que ya está la comida”.

Fuente Olé