El técnico de Lanús explica al puntero de la Zona 2 del
torneo.
En una charla con Clarín, dice que no tiene método, pero
admite influencias. Habló de La Volpe, Van Gaal, Simeone, entre otros y de sus
parecidos y diferencias con Guede y Sava.
A fondo. Jorge Almirón en una charla exclusiva con Clarín.
El técnico de Lanús por qué su equipo puede mantener el estilo con éxito.
EMMANUEL FERNANDEZ.
Por Daniel Avellaneda
La tarde languidece en Puerto Madero, pero unos mellizos
iluminan el bar de la calle Juana Manso con su sonrisa. Son Agustín y Matías,
cuyos rostros resplandecen cuando se cruzan con Jorge Almirón. Parecen
hipnotizados frente al entrenador del momento. Hasta que el padre decide
eternizar en una foto ese encuentro, pide el autógrafo sobre la camiseta granate
y los niños dicen a coro “gracias por dirigir a Lanús”.
-¿Cuántas veces viviste una situación como esta, de tanto
afecto?
-La verdad, no se da muy habitualmente, no tengo tanto
contacto con la gente, salgo tarde de los entrenamientos y las figuras son los
jugadores. Además, soy algo tímido. Pero el hincha de Lanús está contento.
Y es lógica esa satisfacción. A fin de cuentas, Almirón
llegó en enero para suceder -casualmente- a otros mellizos, los Barros
Schelotto, y está conduciendo a Lanús a la final del campeonato. Con un esquema
intocable (4-3-3) y una idea que no se negocia. Lo deja claro en la charla con
Clarín, previo al duelo con Tigre.
-¿Existe el método Almirón?
-No, para nada. Puedo tener alguna idea similar a la que
pregonan grandes entrenadores, pero los que realmente me representan son los
jugadores. Y si vos asociás futbolistas que entienden el juego de la misma
manera, todo se hace más fácil, porque ellos lo disfrutan. Es muy difícil
pedirle a (Miguel) Almirón, Lautaro Acosta, Gustavo Gómez o Román Martínez que
tiren una pelota larga porque sienten el fútbol de la misma forma. Hay grandes
referentes del fútbol mundial que marcaron una tendencia y dejaron un legado.
Ellos sí tienen un método que nosotros, los entrenadores jóvenes, intentamos
copiar.
-¿Por ejemplo?
-A mí me tocó jugar tres años en México con La Volpe y
muchas de las cosas que emplean en Barcelona y Bayern Munich yo las veo
reflejadas en Ricardo. En un país y un contexto totalmente diferente, claro.
Pero yo me siento identificado con él. Aprendí muchísimo. Y me sentía muy
cercano a su idea porque la desarrollé. También, con el Ajax de Van Gaal, que
brilló en el ‘95.
-En este caso, el alumno puede superar al maestro porque a
Lavolpe no le fue bien en Boca ...
-La situación es diferente. Cuando dirigís un grande, estás
expuesto al error. Un jugador intenta hacer algo, le sale mal y la presión va
sobre él. Tal vez en otro equipo, sin tanta exigencia, no queda tan marcado. A
nosotros nos pasó en los primeros partidos con Lanús. Hubo una jugada puntual,
contra Temperley, que pudo haber cambiado todo. Monetti se resbaló y casi nos
hacen un gol. Si nos hubieran convertido, hasta habría sido cuestionado por los
directivos. Terminamos ganando 1 a 0. Y a partir de esa acción, el equipo fue
evolucionando.
-Para muchos técnicos, la jugada bisagra es un gol. Pero vos
resaltás esa acción en la que tu arquero quiso salir jugando...
-Porque marca un compromiso con la idea. Cuando un central
se la da para atrás, puede meter un pase largo o jugar corto con el central. Y
Monetti salió jugando porque lo sintió, porque está convencido del proceso.
-A propósito del compromiso, Simeone dijo que en la guerra
no gana el que tiene más soldados, sino el que mejor los utiliza. ¿Vos ganaste
esa batalla porque convenciste al plantel?
-Los convenzo con charlas, entrenamientos, analizando a los
rivales, mostrándoles cómo presionan. Eso se repite y cuando sale bien, lo
remarcamos. Todo es más fácil cuando juntás jugadores que tienen la misma
esencia. Y lo de Simeone es grandioso. Y aunque a mí me gusta que mi equipo
ataque y sea protagonista, veo defender al Atlético de Madrid y me dan ganas de
copiarlo.
-¿Y no querés que Lanús juegue más parecido al Barcelona?
-Los técnicos jóvenes vemos al Barcelona jugar y queremos ir
a Europa, copiar entrenamientos, comprar libros y traerlos al fútbol argentino.
Pero en Argentina es imposible jugar como el Barcelona. Nuestro fútbol es muy
especial. Y vos tenés que adaptarte a los jugadores, al contexto, al momento, a
un club que asciende y quiere ser campeón inmediatamente con cero presupuesto y
con chicos del club ... Uno copia, ve modelos que son lindos, a la vista de
todos, pero hay que aggiornarse.
-Hay una nueva camada de técnicos jóvenes que apuesta al
ataque. Pero Guede y Sava cambiaron sobre la marcha, vos seguís jugando igual.
¿Sos más temerario?
-Nosotros jugamos el fin de semana y tenemos el resto de los
días para seguir trabajando. Ellos tuvieron Copa, viajes, planteles grandes,
con cuatro o cinco delanteros de renombre y tienen que gestionar el grupo, más
allá de la táctica. No es fácil tener a Milito en el banco.
-¿Y son una moda los técnicos jóvenes? En Argentina parece
que si tenés más de 50 años, no podés dirigir más.
-Hay que ser respetuosos. Yo aprendí de los técnicos más
grandes: Menotti, La Volpe, Basile, Bianchi, Oscar López, que me dirigió en
Español ... Ellos saben cómo manejar un grupo y eso, a veces, es más importante
que cualquier táctica.
-Llegaste hasta la punta y Lanús tiene posibilidades de
ganar la Zona 2. ¿Te ves campeón?
-Uno se visualiza de esa manera. Pero como soy gente del
fútbol, y a veces corrés el riesgo de tragarte las palabras, no puedo hablar de
más. Me ilusiono con el campeonato, claro. Pero todavía falta.
Independiente: una
gestión complicada y una salida traumática:
"Volvería a dirigirlo"
Almirón dejó Independiente el 24 de mayo del año pasado,
después de perder el clásico con Racing. Dirigió 35 partidos (14 ganados, 11
empatados y 10 perdidos) al Rojo, con un porcentaje de efectividad del 49,5%. Y
hace dos semanas, dejó picando una frase inquietante respecto a la actitud de
los jugadores aquel domingo en el Cilindro de Avellaneda.
-¿Te hicieron la cama? Al menos eso se entendió después de
tus recientes declaraciones...
-No sé si lo expliqué bien o se sacó de contexto... Yo
siempre hablé bien de los jugadores de Independiente, más allá de que no tuve
una relación tan cercana. No es fácil llegar a un club grande sin haber ganado
nada. Los dirigentes me apoyaron y sostuvieron mucho mi trabajo. Cuando me fui,
nunca hablé de más. Fui un agradecido. Se aprovechó un momento delicado de
Independiente para decir que no habían dejado todo. Pero el tema es muy
sencillo: después de ese clásico, decidí que si cambiaba dos o tres jugadores
iba a ser un problema. Era recibirme de la peor manera de local, ya no había aceptación
a mi proyecto; por el contrario, había rechazo, y no podía hacer los cambios.
Por eso renuncié.
-¿Volverías a Independiente?
-Sí, sería muy lindo volver a Independiente. Con los
directivos que están hoy, que hicieron mucho por el club, me llevé muy bien.
Pero se desgastó el ciclo. Era el momento de salir. Y pienso que, de todos
modos, ese proceso tiene vida, se está trabajando bien, es un equipo grande que
necesita triunfos.
El polémico Bragarnik
Cuando llegó a Independiente, Almirón fue apuntado por pedir
algunos jugadores de su agente. “Se habló mucho de eso. Pero a Lucero ya lo
había pedido De Felippe. Y yo traje a Cuesta, porque no hay muchos centrales
zurdos. El tema es que Bragarnik tenía un técnico en Independiente y otro en
Racing (Diego Cocca). Y a los dos nos fue bien, Cocca salió campeón con Racing
y yo clasifiqué a Independiente a la Sudamericana”, explicó.
Fuente Clarín
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