Sampaoli piensa cómo atenuar a Messi & Cía.
Por Federico Rozenbaum
Aunque los jugadores chilenos niegan sentirse presionados
frente a la posibilidad de ganar el primer título de la historia, el ayudante
de campo de Sampaoli habló de “administrar ciertos temores” en el plantel. ¿En
qué quedamos?
Pensar en un Santiagazo paraliza tanto que algunos pondrían
una “c” donde dice “ti”. Para Argentina es difícil terminar de cantar ese tango
que dice que 20 años -o 22- no es nada. Pero a Chile le parecen mucho más
asfixiante los 99 julios que pasaron desde la primera Copa América. Llegó tres
veces a la final. Nunca la ganó. Siempre la quiso. Y, encima de todo, mirá el
rival que le tocó. ¿Cómo se le dice a eso que sentís cuando te transpiran las
manos y se te encogen las ganas de estar parado? De este lado del Aconcagua, a
eso se le dice “administrar ciertos temores y ciertas sensacióones de
ansiedad”. Uno de los ayudantes de campo del seleccionado de Chile, Sebastián
Beccacese, reconoció ante la prensa local que está hablando permanentemente con
los jugadores para “calmar la ansiedad sobre la base del trabajo”. Ante emociones
tan altas, Sampaoli y sus colaboradores planificaron entrenar un poco más “el
diálogo que es un muy buen aliado”, tal como explicaron en el diario El
Mercurio. O sea, un poco de ejercicios con pelota, otro poco de pesas y una
gran carga de charla pese a que “la motivación en la final está garantizada”.
Los hinchas argentinos no parecen haber nacido en un país
tan apegado a Freud. Cero piedad con el psicoanálisis y con los locales. Les
tiraron el complejo, tal vez el de Edipo, en la noche en que se empezó llenar
el casillero de finalista que faltaba. “Tiene miedo, Chile tiene mieeeedo -bis
y bis-”. Lo que es seguro es que Chile tiene una historia difícil contra la
camiseta celeste y blanca. Por ejemplo, en la Copa América: la Argentina ganó
19 , hubo cinco empates y ninguna victoria de la Roja. Y rojo quedó también
Chile tras perder la final de 1955 ante la Selección.
Al pasado se lo puede olvidar, o tratar de dejarlo afuera
del estadio Nacional. Pero el presente también juega, claro, y tiene la forma
de una olla a presión que viene acumulando energía desde hace casi un siglo. La
Copa América parece un tema nacional. La presidenta Michelle Bachelet se viste
partido a partido de jugadora de Sampaoli -que no se tome esto como un desacato
a la investidura del DT de la Roja-. Las publicidades televisivas derraman
chilenidad al palo, apelan al todo o nada, hasta las latitas de la bebida más
famosa lloran al imaginarse un posible campeonato. ¡Qué difícil es ser ahora un
Alexis Sánchez o un Arturo Vidal, incluso después de chocar la Ferrari! Alguna
vez Gastón Gaudio encontró una oportuna frase pasa salir del momento: “¡Qué mal
que la estoy pasando!”.
Los jugadores chilenos dicen otra cosa. Como el arquero
Claudio Bravo: “Nosotros jamás tenemos miedo a otras selecciones. Sí respeto.
Debemos hacer lo que hicimos ese día que le ganamos en las Eliminatorias, con
un Chile aguerrido, jugando de igual a igual. Tenemos una linda posibilidad,
con nuestro público”. Esa posibilidad histórica vive por las calles de
Santiago, por Providencia, pasar por Las Condes, en la Estación Central. Los
hinchas se enferman por ganar el campeonato, sí o sí. “La victoria de Argentina
metió el virus del miedo. Hay que ver si el entrenador (de Chile) no tiene
pánico y empieza a confundir su mensaje”, comentó Diego Latorre por estas
horas. Justo Latorre ganó la Copa América de 1991 en Santiago, muchos años antes
del ¿temor? a otro Santiagazo.
SANTIAGO, CHILE (ENVIADO)
Raúl Neira (periodista de El Mercurio): "No es miedo
sino presión"
"La selección está apostando todo por esta Copa por el
fervor que despertó esta generación que se considera la mejor en la historia de
Chile. La sensación es la misma de cuando empezó el torneo: poder ganarlo. Pero
la goleada de Argentina a Paraguay puso en alerta a la Roja y a todo el país. No
se trata de miedo, sino que aumentó la presión que ya hay por el hecho de jugar
como local y de no haber podido ganar nunca una Copa. Por eso también hay dudas
en cuanto al equipo y en cómo marcar a Messi".
Fuente Olé
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