Por Eduardo Verona.
Casi medio siglo atrás, Independiente y Estudiantes se
expresaban en las antípodas futbolísticas y si los unía algo eran las grandes
diferencias para interpretar el juego.
Por estos días, Gabriel Milito, símbolo
del Rojo, arribó como entrenador del Pincha de la mano de la Bruja Verón,
diluyendo en la teoría las viejas y cruentas batallas del pasado.
Hace 47 años, allá por 1968, durante la disputa de la Copa
Libertadores de América, Independiente y Estudiantes declararon informalmente,
dentro y fuera de la cancha, sus diferencias irreconciliables. Diferencias que
aunque sean negadas, siguen existiendo. Porque la historia las recoge.
Los
hinchas de Estudiantes y de Independiente no lo desconocen ni subestiman.
Aquel Estudiantes de 1968 que era dirigido por Osvaldo
Zubeldía y cuyo ideólogo logístico era Carlos Bilardo, le imponía a ese
Independiente del Chivo Pavoni, el Pato Pastoriza, Bernao, Mura y Luis Artime
(padre), entre otros, los métodos del fútbol reconvertido en una auténtica
batalla. Estudiantes en primera fase y
después ya en las instancias siguientes, derrotó a Independiente en los 4
partidos que jugó y lo eliminó de la Copa. Ese goleador extraordinario que fue Artime, en abril de 1996, en las páginas de El Gráfico, nos
comentó esas circunstancias con algunas palabras y juicios de valor que valen
recordarse:
"Ese Estudiantes de Zubeldía que ganó todo, reconozco que era
un buen equipo, pero lo del antifútbol que practicaban era cierto. Bilardo era
el alumno aventajado y la historia de los alfileres y los dedos en los ojos no es verso. Atrás
tenían nada menos que al tucumano Aguirre Suárez, quien te pegaba sin pelota,
te metía codazos, cabezazos... Era terrible. Yo nunca fui de llorar, pero no
tengo dudas que Aguirre Suárez fue el jugador más malintencionado que enfrenté.
Eso sí: Estudiantes sacaba ventajas porque ninguno de sus jugadores miraban los
aviones. ¿Sabés cuántos jugadores mientras pasa un avión lo miran y lo miran?
Por supuesto que es una figura, pero la concentración en el fútbol es clave. Y
Estudiantes era pura concentración".
A casi medio siglo de aquellos episodios inolvidables que se recuerdan
como verdaderas guerras futbolísticas (aquel Racing que conducía Tito Pizzuti y
que estaba integrado por Perfumo, el Panadero Díaz, el Chango Cárdenas, Basile
y el Bocha Maschio, también puede dar fe), un protagonista made in
Independiente y referente del club como Gabriel Milito, es el nuevo técnico de
Estudiantes, en reemplazo de Mauricio Pellegrino.
El arribo de Milito
a Estudiantes 4 meses y medio después de su sorprendente salida de
Independiente confirmada el jueves 27 de noviembre de 2014 (Noray Nakis quedó
pegado como el responsable de la partida del Mariscal, pero fue la plana mayor
de la dirigencia la que le puso piedras en el camino a Milito para que
abandonara la institución, disgustada por sus iniciativas y su autonomía), deja
flotando en el aire años de distanciamientos futbolísticos siempre renovados.
Porque había un
estilo Estudiantes para interpretar las necesidades del juego. Y había un
estilo Independiente para abordar la dinámica del fútbol. Más laboratorista
Estudiantes. Más creativo Independiente. Más táctico y físico Estudiantes. Más
técnico y versátil Independiente. Más defensivo Estudiantes. Más ofensivo
Independiente.
Las viejas heridas
de Independiente y Estudiantes que datan de 1968 nunca se cerraron. Los que
frecuentan el fútbol lo saben. Por eso siempre fue inimaginable que algún día
Bilardo dirigiera Independiente. O Pastoriza o el Flaco Menotti a Estudiantes.
Milito provocó el quiebre.
En definitiva, un
símbolo de Independiente llegó al Pincha, acercado por un símbolo de
Estudiantes como Juan Sebastián Verón. Ambos, Milito y Verón, supieron
compartir experiencias y sueños en la Selección que dirigió Alfio Basile en la
Copa América de 2007.
Quizás no tengan demasiado presente las postales del
pasado que separaron a Independiente de Estudiantes. Y a Estudiantes de
independiente.
Sin embargo esas
postales que se trasladaron de generación en generación y que perturbaron
seriamente las relaciones futbolísticas entre los dos clubes, nunca perdieron
su color, su vigor ni su influencia. Milito lejos está de reivindicar a
Bilardo. Y al bilardismo. Verón lejos está de enterrar esas historias, que
también protagonizó su padre, la Bruja mayor, un crack admirable.
No deja de
sorprender, entonces, la decisión de Milito de arrancar su carrera como
entrenador en Estudiantes, cuando hace menos de un año se negó a dirigir a
Independiente, después de la ida de Omar De Felippe.
Y tampoco deja de
sorprender la decisión de Verón de convocar a Milito, confeso admirador de Pep
Guardiola (muy cercano en las ideas al Flaco Menotti), un vanguardista y gran
estratega del fútbol total.
Para el
Mariscal y para la Bruja, la apuesta incorpora riesgos suplementarios. Riesgos
anclados en el pasado que trascienden sus presencias. Y que pueden persistir en
el presente si el arranque de la gestión de Milito no llega con viento a favor.
Fuente Diario Popular
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