El técnico ya había implementado ese método para defenderse
en Godoy Cruz.
Por Favio Verona
El Rojo volvió a sufrir ante el Pincha por tirar mal el
offside. Los errores ya fueron varios en lo que va del semestre, pero Almirón
no va a negociar ese recurso.
Su manual de conceptos lleva el sello de Ricardo La Volpe.
Jorge Almirón es un alumno aplicado de esa escuela. Y como tal, el achique
forma parte de su repertorio. El técnico ya lo había implementado con éxito en
Godoy Cruz, pero hasta el momento, ese recurso para disolver algunas jugadas de
riesgo le trajo más problemas que soluciones a Independiente. Fueron más las
veces que lo vulneraron por esa vía que las que logró sacarle rédito. Y volvió
a quedar en evidencia el miércoles frente a Estudiantes en el gol de Ezequiel
Cerutti. Los antecedentes no brindaban buenos augurios: el Rojo ya había quedado
expuesto ante varias jugadas que no terminaron en gol ante Olimpo (2-1) y
contra Racing (2-1) en el gol de Milito. Aunque fue en el duelo frente a
Quilmes (5-3) cuando la patología arrojó señales aún más alarmantes. El
Cervecero abrió la cuenta y marcó el tercero cuando el equipo achicó sin
presionar al lanzador y sin marcar a los delanteros.
Por ahora, Almirón no se achica. No está dispuesto a
resignar ningún postulado de su manual. Es evidente que logró convencer a sus
jugadores y despojarlos de sus temores para sostener una propuesta que
indefectiblemente implica asumir riesgos. Aunque también se torna flagrante que
el achique dejó de ser un recurso para disipar situaciones apremiantes y pasó a
ser una estrategia sistemática y previsible. Y es allí donde reside el peligro.
El técnico está convencido de que el problema no se
encuentra en la idea sino en la ejecución por parte de sus intérpretes. “Si
presionamos mal es muy probable que aparezcan huecos”, diagnosticó. Y lo ampara
la razón, porque su idea consiste en reducir los espacios cuando el rival tiene
la pelota ejerciendo presión sobre el lanzador, aunque para ello es
indispensable achicar el espacio entre líneas y conformar un equipo corto.
Independiente careció de dos atributos cruciales para llevar a cabo esa
propuesta: agresividad y determinación para asfixiar al rival en la mitad de la
cancha. La falta de decisión que desnudó el equipo a la hora de salir a pasar
la aplanadora desde el vamos los condujo por el camino equivocado. “Si seguimos
achicando sin presión nos estamos suicidando. No se puede repetir”, reconoció
Almirón. Aunque la responsabilidad de los jugadores también es ineludible: no
supieron leer la jugada para interpretar cuándo era beneficioso y cuándo
perjudicial dar el paso adelante.
Fuente Olé
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