Varios de los nuevos no rindieron y el DT los fue relegando
con el correr del torneo.
Por Favio Verona
Hasta el momento, la mayoría de los refuerzos del Rojo no
rindieron. Se salvan Cuesta y Riaño.
No fue sencillo para Independiente reforzar un plantel que
se desmanteló apenas se consumó el ascenso.
La desconfianza que inducía un club
con economía pauperizada representó una barrera que no muchos jugadores
estuvieron dispuestos a franquear.
No se reforzó como quiso Independiente. Se
reforzó como pudo. Se sumergió en el mercado de pases intentando camuflar las
flagrantes restricciones que imponían sus desnutridas arcas.
Y los resultados
están a la vista: cinco de los siete jugadores que llegaron al club en el
receso invernal no son titulares. Germán Montoya, Sergio Escudero, Rodrigo
Gómez, Jesús Méndez y Juan Martín Lucero no irán desde el arranque el lunes frente
a Godoy Cruz.
Sólo Víctor Cuesta, quien jugó todos los partidos desde que
desembarcó en el club, y Claudio Riaño, quien fue titular en los últimos cinco
encuentros, estarán ante el Tomba. La base del equipo está conformada por
futbolistas que transitaron el sinuoso camino de la B Nacional y por siete que
surgieron de las Inferiores.
“Uno de los principales errores que cometí desde que llegué
a Independiente fue no haber respetado el equipo que empezó ganando en la
primera fecha frente a Rafaela. Mi intención fue empezar a darles continuidad a
los jugadores que se fueron incorporando sobre la marcha y me equivoqué porque
no rindieron. Tendría que haberlos hecho esperar...”, reconoció Jorge Almirón
en más de una oportunidad.
Ninguno de los jugadores que se incorporaron al club
pudo realizar la pretemporada completa. Y hasta el momento, cuando jugaron no
estuvieron a la altura de la demanda. Excepto Cuesta, quien se erigió como una
pieza clave en la defensa por mantener cierta regularidad y por la falta de
variantes en su puesto, y a Riaño, a quien se le demandó más de lo que puede
dar contemplando que nunca ostentó un promedio de gol alto y que siempre se
desempeñó como segunda guitarra, los demás no se consolidaron. Montoya llegó
desde Colón con un currículum interesante, pero aún no jugó ni un minuto.
Escudero quedó expuesto cuando se desenvolvió en el flanco izquierdo de la
defensa. Droopy Gómez, atado por el retroceso que le exigió Almirón, certificó
por qué Claudio Borghi lo había conminado al banco en Argentinos y ni siquiera
viajó a San Juan. Méndez sólo dejó algunos destellos esporádicos de aquel
volante criterioso y con panorama que se ganó a los hinchas de Central. Y
Lucero no logró revalidar en Primera los 24 goles que había convertido en
Defensa y Justicia en la última temporada de la BN.
Almirón no los banca. Y
gracias si los manda al banco...
Fuente Olé
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