Por Mauro Erbiti
Más allá de la posición expectante de Independiente en el
campeonato y los resultados conseguidos, el Rojo está mostrando muchas
falencias en todas sus líneas. Falencias que se evidencian en todas las fechas
y que deben ser trabajadas. Tanto en defensa, como en el mediocampo o en la
delantera, el entrenador Jorge Almirón debe buscarle la vuelta para que no sigan
repitiéndose.
El principal problema del Rojo es, sin dudas, la defensa. Y
no sólo pasa por los rendimientos individuales como los de Cristian Tula o
Lucas Villalba -y sus reemplazantes, Sergio Ojeda y Sergio Escudero- o por las
líneas de tres o cuatro, sino por errores sistemáticos del esquema. El achique
no es lo mismo que la ley del offside, y el Rojo presiona a destiempo. La zaga
se adelanta sin coordinación, a veces hasta sin razón o a un rival que no tiene
la pelota. Evidencias de esto: dos de los cuatro goles recibidos ante Vélez
Sarsfield, el primero de Quilmes o el primero de Estudiantes en la Copa
Argentina. En otras ocasiones, son puramente desatenciones a la hora del
retroceso: los dos goles de Godoy Cruz y el de Defensa y Justicia -donde tres
defensores no marcaron al único rival en el área propia-. Y, a veces, fueron
errores de futbolistas, como los de Diego Rodríguez y Tula ante River.
Pero las falencias defensivas no son sólo cuestión de los
defensores: el mediocampo no tiene contención. Y más allá del bajísimo
rendimiento de Franco Bellocq, también hay poco compromiso de sus compañeros
para marcar. Ni Francisco Pizzini ni Matías Pisano hacen la banda en los dos
costados de la cancha. Daniel Montenegro, con su enorme irregularidad, tampoco ayuda.
Y el enorme momento ofensivo de Federico Mancuello, de alguna manera, lo
“exime”. Por esto es que, en todos los partidos, el medio es superado
numéricamente y Bellocq llega a destiempo y abusa de las faltas. Su nivel no es
bueno, pero sería bueno que otro volante de una mano.
Y en ofensiva, más allá de la gran cantidad de goles a
favor, también hay cosas que mejorar. No hay que confundir el rendimiento
excelso de Mancu y su racha de siete goles consecutivos con lo que generan los
demás. Claudio Riaño sólo tiene dos gritos, y está muy solo arriba. Además, no
es un goleador sino un acompañante. Lo ideal para él es tener a otro para hacer
dupla. A partir de ahí, puede pensarse en Juan Martín Lucero o en Sebastián
Penco. Penco tiene una gran efectividad, pero hay contextos en los que quizás
el planteo no lo beneficia. Lucero, con más velocidad y despliegue, podría ser
mejor. Pero más allá de su debut con Atlético Rafaela, en el que tuvo una buena
tarde asociándose con Riaño, lo suyo en el Rojo es muy malo. Será tarea del
entrenador definir quién ayudará a Claudio en ofensiva.
Aún con todos los errores, Independiente está tercero y
espera. Pero Almirón deberá buscar superación para respaldar los resultados con
el juego y no sólo con apariciones individuales. A no conformarse
Fuente Infierno Rojo
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