El DT que reencaminó a Independiente enla B Nacional sólo se
respalda en el trabajo
Por Francisco Schiavo
De Felippe:
convicción. Foto: Archivo
Lo más suculento de la charla estará en el final, momento en
el que Omar De Felippe pareció desanudarse.
Lo dijo varias veces: no le gustan
las notas ni la exposición, pero forman parte del trabajo y de la repercusión
que tomó en Independiente.
Lo acepta. La timidez se pierde en el vestuario,
frente al plantel, cuentan aquellos que más lo conocen.
Tiene carácter. Se nota
cuando habla de la "cabeza abierta" y del "corazón
caliente". Lo demuestra en la demora en una operación por artrosis en la
cadera porque el momento de los Rojos no admite retrasos.
Por momentos le
cuesta, pero si hay dolor, que no se note. De Felippe acomodó la campaña e
Independiente, aunque está lejos, sólo piensa en que la B Nacional sea una
estación pasajera.
-¿Cómo es estar ante el plantel?
-Es lindo. Nos manejamos de manera natural. Hablamos con el
jugador cuando lo necesita. El cuerpo técnico debe tener las cosas claras: qué
pretende del jugador y del equipo. Después hay un montón de situaciones en el
día. Estando cerca se comprenden más. Hay que generar una sana competencia para
que el rendimiento sea alto.
-¿Y el plantel se abre?
-Sí. Nos gusta que se pueda explayar. Si no les preguntamos
cómo están, cómo se sienten, es complicado generar un compromiso.
-¿Al jugador de hoy le gusta menos el fútbol que al de
antes?
-No creo que le guste menos, pero lo vive distinto. Tenemos
que acostumbrarnos y prepararnos. Los chicos, los jugadores, tienen otras
cosas. Ven el fútbol desde otra posición. Antes se vivía jugando en la calle.
Hoy cambió. Hay jugadores que miran fútbol, que se interesan por el
fútbol-juego-deporte. No sé si viven pendientes del fútbol. Las cosas que se
aprendían en la calle, en el potrero. Uno trata de llevarlas a las prácticas.
Hay que traer el potrero a los entrenamientos.
-¿Habla con padres o mánagers?
-No. No se da tanto en el fútbol profesional. Cuando trabajé
en inferiores hablaba mucho con los padres por lo que veía del hijo. Mediante
el rendimiento te das cuenta de si le pasa algo. Hay que escuchar, entender y
mostrar que el camino es éste. Vamos para allá. Y si vamos todos, los
resultados van a llegar.
-¿Y los padres eran fáciles?
-No, pero cuando se daban cuenta de que les hablabas de la
salud física o mental de un hijo, tenían que entender. Cuando los chicos llegan
a profesionales, la exigencia es muy grande. Hay que prepararse; si no, no van
a triunfar. El alto rendimiento no te perdona. Y también hay que hablar porque
no todos van a triunfar en el fútbol y hay una persona que sigue siendo lo más
importante.
-¿En qué momento de su carrera está?
-En uno bueno. Venimos creciendo con el cuerpo técnico y
aceptando desafíos más importantes. Primero nos exigimos nosotros para después
exigirle al jugador. Vamos mejorando. Hay que seguir aprendiendo y,
probablemente, los jugadores nos van a dar la posibilidad de seguir
perfeccionando la idea y la forma de dirigir.
-¿Se siente reconocido?
-No miro eso. El día a día es desgastante, de estar al palo,
como decimos, con los jugadores, la organización del trabajo, viajes, el
partido, si jugaste bien o mal. Hay que crecer todos los días. Me pasa que la
gente te pide autógrafos. Yo soy tímido, no me gusta aparecer. Cuando alguien
viene y me pide algo digo que soy un "normal". Me gusta atender a la
gente con respeto. Valoro lo que sienten.
-¿Hay un día en el que no piense en el fútbol?
-No. Ni de vacaciones. En casa ya se acostumbraron. Vivimos
desde chicos del fútbol. Nuestra familia se acostumbró. Si no hablamos
nosotros, están nuestros sobrinos, mi hija, nuestros familiares, que también lo
consumen. Los llevamos a cuestas con esto del fútbol.
-¿Le gusta el fútbol argentino?
-Sí, quizá no fue muy vistoso en la última década, pero es
muy competitivo. Estamos pasando una época en la que, con el tiempo, tendrá que
haber una mejora. Trataremos, y ojalá sea la idea, de perfeccionarnos para ser
vistosos. Pero siempre hay algún equipo que te muestra un camino distinto.
-Da la sensación de que todos se quejan por todo...
-Trato de no enfocarme en las quejas, sino en ver cuál es mi
participación para que esto mejore. Para que estos chicos cada día puedan
sentirse un poco mejor jugando y que tratemos de jugar un poco más. En cada
partido hay alguien a quien le va a tocar ganar; otro, perder; o tal vez
empaten. Pero hay que llevarse algo de cada partido. El funcionamiento nos da
esa tranquilidad. Cada jugador tiene que sentirse importante dentro de un
equipo. Nosotros íbamos a jugar al fútbol porque nos gustaba. Ganábamos o
perdíamos, pero siempre nos llevábamos algo. Entendíamos la derrota porque tal
vez había alguien mejor. Había muy buenos jugadores. No digo que ahora no los
haya, pero hay que volver a sentir ese amor por el fútbol. Tampoco digo que no
lo haya, pero uno tiene que lograr que el futbolista participe, que se anime a
jugar.
-¿Cómo es trabajar con su hermano? [NdeR: Walter, ayudante
de campo].
-Es uno más en el laburo. Cuando entramos a trabajar es mi
ayudante de campo, con quien tengo la confianza de decirle cosas, y somos
hermanos cuando nos vamos. Todo el cuerpo técnico tiene una exigencia y una
responsabilidad grande.
-¿Coinciden o se pelean?
-Muchas veces discutimos. Me toca tomar las decisiones,
aunque me gusta escuchar a todos. Es muy importante tener gente que te escuche
y que tenga su opinión. Necesito que la gente que tengo alrededor no piense
como yo. Si piensa siempre como yo, estamos mal. Me tienen que ofrecer otro
punto de vista. A mí me gusta mucho ver a otros colegas. Cuando te creés que
las sabés todas, chau, estás afuera.
-¿Los otros DT se brindan?
-Yo voy y pregunto. No tengo vergüenza en eso. Trato de
hablar con muchos. Unos se brindan, otros preguntan, otros contestan, otros no.
-La profesión tiene mucho ego...
-Sí, pero también es una imagen que se ve por la TV por el
periodismo. Pero cuando se habla fuera de esos ámbitos, la charla es linda. Le
saco mucho jugo al ida y vuelta.
-¿Pensaba distinto de Falcioni cuando usted era su ayudante?
-Teníamos cosas en las que coincidíamos y otras en las que
no. Eso lo aprendí de él. Lo importante es respetar que el que toma la decisión
es el técnico. Cuando alguien te da la libertad de expresarte, es muy bueno. Él
me daba esa posibilidad. Yo tenía mi espacio, como yo le doy el espacio a la
gente que trabaja conmigo. Ellos no están esperando lo que yo haga. Tienen que
traer ideas en base a lo que hacemos, por supuesto.
-Estuvo en la Guerra de las Malvinas. ¿Cómo aplica hoy esa
experiencia?
-Saqué muchas cosas en lo personal. Después empecé a
aplicarlas. Lo principal es luchar por lo que se quiere. Hay que estar
convencido e ir a buscarlo. Cuando las cosas no salen le echamos la culpa a la
mala suerte. Me enoja mucho echarle la culpa a la mala suerte. Siempre digo
que, por ahí, hoy estoy gratis por lo que me tocó vivir hace muchos años.
Entonces, esto lo tengo que aprovechar para mejorar, para sentirme importante.
Hoy disfruto de todo, pero no malgasto el tiempo.
-¿Se malgasta mucho tiempo?
-Probablemente, hay muchas cosas y quizá no se aprovecha el
tiempo en las importantes: la relación con el otro, la familia, el grupo de
trabajo, los jugadores, compartir, luchar codo a codo por un objetivo. Ése va
ser siempre el secreto del fútbol: codo a codo, hombro con hombro, por un
objetivo claro. No hay que esperar que las cosas pasen o que te haga ganar la
buena suerte. Hay que respaldarse en un trabajo para lograr objetivos claros. A
mí me tocó en un montón de situaciones, en el trabajo, en mi vida, y en los
momentos muy malos traté de sostenerme con la cabeza abierta y con el corazón
caliente. A la larga, los objetivos se logran.
"La violencia no es exclusiva: está en la sociedad"
Omar De Felippe se indigna. "No puedo entenderla ni aceptarla. La violencia no es exclusiva: está en la sociedad. El tema excede al fútbol. No hay nada más importante que estar vivo y sano", dijo el DT. Tras la suspensión del partido con Unión, Independiente espera la orden del ministro de Seguridad de Buenos Aires, Alejandro Granados, para jugar con público. Almirante Brown dijo que el encuentro del sábado corría riesgo si no le autorizan a vender 3000 entradas.
Fuente Cancha Llena

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