Por Ivan Santarsiero
Los tiempos difíciles, la bronca y la tristeza nos
movilizan. El contexto ha generado una energía intensa desde lo profundo de
nuestro corazón y necesita salir. Un grito que ya no aguanta más. Es momento de
hablar. Es momento de exigir y participar en la vida política e institucional
de Independiente. Los hinchas genuinos tienen que alzar la voz y hacerlo con
memoria.
Por eso hablaba de que este grito que nos brota, tiene que
ser bien direccionado. Sino, se terminan beneficiando de nuestras buenas
voluntades los mismos de siempre.
Me refiero al Poder Real. El poder que opera en Independiente
y que fue el principal causante de la debacle. Porque, seguro coincidimos en
que no es lo mismo el que genera el incendio, que el que intenta apagarlo y no
puede.
Ahora bien, Javier Cantero sabía de este incendio cuando
asumió como presidente del club. Sabía que la situación era compleja. Sabía de
la crisis futbolística e institucional. Sabía que cuando los socios iban a
pagar la cuota los atendía un barra. Sabía que la deuda económica era
exorbitante. Sabía que metía la cabeza en la jaula de los leones. Lo asumió,
con defectos y virtudes, y quedará con la cruz eterna de ser el presidente que
nos mandó a la B. Ese ya es su nuevo tatuaje…
Me acuerdo cuando el club estaba prendido fuego, viviendo
una realidad irreal desde la lupa ingenua del hincha, y 40 mil personas
festejaban cegadamente la Copa Sudamericana.
Ahí está Julio, saludando bronceado en el palco. ¡Esa no se
la perdió! También me acuerdo de los campeonatos de 15 puntos, y aquel
presidente paseando en Miami. No venía a la cancha. No hablaba con la prensa.
Si, ese mismo que eligió el día posterior al descenso para
salir en la tele. Justo ese día. Esa es “la impunidad del Poder”. Hago lo que
quiero, cuando quiero.
Me gusta que Cantero de la cara cuando la tormenta se vuelve
densa, que vaya a la práctica a hablar con el DT y los jugadores, que hable con
la prensa. Por más de que no coincida en muchas cosas con él. Con decisiones y
con integrantes de esta Comisión Directiva. Intentemos encontrar un matiz para
analizar. No todo es blanco o negro. ¡Si con Julio salimos campeones!
A la hora de pensar qué hacer ¿Cómo ayudar? O sea, para donde
apuntamos este grito, hay que tener en cuenta la experiencia histórica. Porque
sino, los que generaron el incendio, los que lo agitaron adrede, los que se
llenaron de oro con nuestras lágrimas, van a volver. Ellos son poderosos,
siguen estando. Tienen poder en los medios y en AFA. Hoy se plantean como la
verdadera alternativa para salir de este momento. Hoy se plantean como los que
quieren a Independiente, los que lo llevan en el corazón. Los que van a hacer
lo que haya que hacer para devolver al club a ese lugar que ellos mismos
derrumbaron.
El indignado, que es un hincha común sensibilizado por este
momento, será utilizado por este Poder Real. Sus exigencias, sus broncas, sus
sentimientos, serán utilizados por este Poder para volver al lugar que
perdieron electoralmente.
Te voy a dar un ejemplo histórico, porque para aprender esta
la historia. A Pedro Iso, dirigente que hoy el 99% reivindica, fue echado del
club como un perro. Ese grito del indignado fue mal direccionado, y terminó
así. Eso sí, hoy los mismos que lo echaron lo reivindican. Hoy lo recordamos
como “el modelo de dirigente”. ¡Y así lo tratamos!
Hay que hacerse cargo muchachos, hay que atacar la
hipocresía. El hincha (y mucho menos el periodismo), deben evitar la idea de
“pobre Independiente”. Pobre nada. Pobre los hinchas que no asumen sus errores,
porque echamos a Iso como un perro y reelegimos a Julio con el 77%. De eso
¿Quien tiene la culpa?
Entonces, en lugar de decir “pobre Independiente”, pensemos
en cómo podemos ayudar. Hay que exigir más que nunca, pero hay que pensar en
las formas y en lo que viene después. El berrinche compulsivo no construye. Hay
que empezar por uno.
Algunos de esos hinchas aplauden a la barra, los victorean.
Aquellos hinchas esgrimen que “con Comparada estábamos mejor”. Gritan que “los
de Boca son todos bolivianos”. Por eso hay que pensar en este momento de dolor
y complejidad. Hay que hacer el esfuerzo. Respirar y pensar.
Lo intento.
Pienso que quiero volver a ver flamear mi bandera. Que con
violentos y corruptos no se puede. Que la inoperancia me lleva a un lugar donde
no quiero estar.
Pienso en el descenso, y pienso que cuando llegaron Tula,
Morel, Leguizamón, Rolfi, Vargas y el Tolo, sentí que estábamos para pelear el
campeonato. Y que lo que muchos queríamos había sido escuchado. Hablar con “el
diario del lunes es peligroso”, borra la memoria…
Independiente es mucho más que el fútbol. Es algo más
grande, algo para la familia. Para la gente que es de Independiente yendo a la
pileta del club en el verano, para los profes que laburan en silencio, para los
que se hicieron socios en el mal momento.
Hay que cambiar los hábitos como hinchas. Cada una de las
pequeñas cosas. Pensar en el “matar o morir”, en que el que se pone otra
camiseta es “puto”. En el “con Comparada estábamos mejor”…
Aquí empieza el primer problema del fútbol argentino: el ser
hincha. La llamada “pasión” no es pasión. Es otra cosa. Es violencia e
irracionalidad; “el folclore del fútbol”. Los hinchas genuinos fueron víctimas
de esta idea.
Siempre se piensa en los pibes marginales como los violentos
en el fútbol, pero hemos visto que las cosas más miserables provienen muchas
veces de los palcos más caros. De hecho, los delincuentes más grandes que
conocemos son los de guante blanco. Y no son morochos, son rubios de ojos
claros y bien empilchados.
Recuerdo la marcha en la sede de Independiente, donde hubo
hinchas de todos los clubes. Unidos. Organizados estratégicamente con un
objetivo común. Eso es lo que hay que hacer. Unirse, pensar y participar. Eso
es lo que le molesta al Poder. El proceso de concientización es lo que va a
sacar a Independiente de este momento.
Reitero, si hubiésemos reflexionado en frío, Comparada jamás
hubiera llegado a ser presidente. Ni reelecto por el 77%…
Por eso hoy hay tapa de diarios y periodistas escandalizados
con el presente del Rojo. Pero cuando saqueaban y destruían todo nadie hablaba.
¿Te acordás?
Esos mismos, se plantean como alternativa, se licuan la
imagen, cambian de nombre, o ponen a los suplentes, pero son los mismos.
Cantero debe terminar su mandato, el adelantamiento de las elecciones no es una
salida constructiva para el mal momento institucional
Se tardó muchos años en destruir todo, la reconstrucción
también va a tardar. Hay que asumirlo. Hay que entender el mal momento y pensar
en un “proceso”.
No es un llamado a callarse, sino un llamado a direccionar
constructivamente ese “grito”. Si el indignado no piensa, la historia se
repite.
El loco que asume su locura, se recupera. El loco que se
cree cuerdo, siempre irá contra sí mismo…
Fuente Infierno Rojo
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