Farías, Leguizamón y Ferreyra encabezan la lista de los
experimentados que no seguirán en Independiente tras el torneo Final. /"LA
NACIÓN".
Farías, el primer refuerzo de Cantero, se irá en malos
términos con la gente.
Fue mucho más que una eliminación. Es cierto que la
única inquietud de Independiente es sostenerse en primera, pero la despedida de
la Copa Argentina, por carácter transitivo, fue el adiós de algunos jugadores
que, en su momento, llegaron como grandes soluciones. No es que los Rojos se hayan
aferrado al torneo federal como una gran esperanza, pero era lo primero que
tenían a mano. Lo concreto es que el decisivo partido ante San Lorenzo, mañana,
en Avellaneda, será afrontado, en gran parte, por los mismos chicos que en los
últimos partidos dieron la cara en el peor momento.
El repaso no será meramente informativo y saldrá jugó
de la probable alineación de los Rojos: Diego Rodríguez; Velázquez, Tula, Morel
Rodríguez y Villalba; Fredes, Godoy y Trejo; Montenegro; Pizzini y Adrián
Fernández. ¿Qué significa? Que la eliminación con Arsenal, que anteanoche se
impuso por 1-0, sobre la hora, en Catamarca, fue el primer paso de una
depuración en un plantel que vive entre sobresaltos. Lo concreto es que, en
primera o en la B Nacional, muchos serán los apellidos de peso que dejarán el
club, ya sea por el bajo rendimiento o por el presupuesto.
El DT Miguel Brindisi está decidido: jugará los dos
últimos partidos con los chicos que, por ahora, tuvieron un aceptable
rendimiento, más allá de la derrota ante River por 2-1, el domingo pasado, en
el Monumental. No serán datos anecdóticos, por ejemplo, las presencias del
arquero Diego Rodríguez, de 24 años; de Lucas Villalba, de 18; de Juan Manuel
Trejo, de 21; de Francisco Pizzini, de 19, y de Adrián Fernández, de 20. Son
los puestos que, por caso, podrían ser ocupados por Hilario Navarro, Gabriel
Vallés, Osmar Ferreyra, Luciano Leguizamón y Ernesto Farías. No. Todo un
síntoma de lo que vendrá.
Nadie habla del futuro por Avellaneda hasta que los
resultados figuren en el tablero, pero hay tendencias que ya no cambiarán en
una categoría u otra. Y, a estas alturas, vale el detalle. Una de las
situaciones que más lamenta el presidente Javier Cantero es la de Farías,
resistido por la gente, cuyo préstamo vencerá a fines de mes. El goleador fue
el primer refuerzo de la gestión y el presidente aspiraba a hacerle un contrato
hasta fines de 2014, cuando serán las elecciones. No podrá ser. La relación
entre el Tecla y la gente se volvió irreconciliable.
La lista sigue y será larga. Leguizamón, que llegó tras
haber sido la figura de Arsenal, campeón en el Clausura 2012, es otro de los
que nunca entró en el corazón de los Rojos. Entre lesiones y, según allegados,
una floja condición física, desaprovechó las oportunidades. En el medio, ni
Roberto Battión, que llegó como uno de los predilectos del por entonces
manager, César Luis Menotti, en 2010, y el Malevo Ferreyra, también
retrocedieron varios puestos en la predilección. Ni siquiera a Ferreyra le
alcanzó con el repunte con la conducción de Américo Gallego y un par de goles
de tiro libre (en el 1-2 con San Lorenzo y en el 2-2 con Colón, en las últimas
fechas del torneo Inicial 2012).
Son casos emblemáticos, pero habrá más alejamientos. Es
casi un hecho que tampoco seguirán Hilario Navarro, Gabriel Vallés, Eduardo
Tuzzio y Jonathan Santana por las pocas oportunidades que tuvieron en los
últimos tiempos. Será muy difícil, además, renovar los contratos de tres de los
más queridos, Fabián Vargas, Cristian Tula y Claudio Morel Rodríguez, no sólo
por los montos, sino porque no estarían dispuestos a quedarse en el ascenso, en
caso de irse a la B Nacional. Y, como si fuera poco, parecen muy complicadas la
continuidad de Adrián Gabbarini, Leonel Galeano y Fernando Godoy, que quedarán
libres una vez terminado el torneo.
La renovación, con cualquier resultado, ya se instaló
en Independiente. Para un costado o para el otro.
15: Son los jugadores que no seguirían en
Independiente, ya sea en primera o en la B Nacional, una vez terminado el
torneo Final.
Fuente La Nación
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