Por Christian Alonso
A veces, por las vueltas de la vida o lo complicado del
fútbol, las revanchas suelen tardar más de lo estipulado.
Ya sea por cuestiones
deportivas o recuerdos del pasado, los desquites tienen un gusto especial y
dulce, aquel que no parte de pensar en una venganza, sino en un resarcimiento,
una compensación en el tiempo.
894 días pasaron para que llegue esa revancha, ese
reintegro.
En la misma tribuna donde el viernes todo fue alegría, un sinfín de cuestionamientos
y enojos recaían sobre Américo Gallego al ver que Independiente perdía el
Clausura 2010 a manos de quien una fecha más tarde se coronaría como campeón
del certamen.
Por los cambios, por perder luego de ir ganando 3-1, por
actitudes de los jugadores o por lo que fuese, ese partido terminó
crucificando, para algunos hinchas, el segundo ciclo del Tolo como entrenador
de Independiente.
Conscientes de la situación y del final del contrato de
Gallego, otros se hicieron escuchar una fecha más tarde, con banderas y
canciones, para pedir la renovación del Tolo al mando del equipo.
La historia
final ya es conocida por todos: Julio Comparada y César Luis Menotti decidieron
faltar a sus palabras y terminaron contratando a Daniel Garnero como nuevo DT,
acusando un futuro “proyecto futbolístico” que Independiente hoy está pagando
mientras se coquetea de la manera menos pensada con la zona baja de los
promedios.
Gallego volvió a La Paternal y fue recibido con
bombones y flores.
En la semana, el Tolo manifestó que sería “especial” volver
a ese estadio.
Su equipo ganó, no por denotar un vistoso juego dentro de la
cancha, sino por aferrarse a la garra, el coraje y la actitud de sus propios
jugadores.
El Tolo rió, como es habitual en él, cuando le preguntaron si fue
una especie de revancha vencer a Argentinos en el “Diego Armando Maradona”.
Claro, no hace falta ni decirlo. No solo Gallego necesitaba concluir con esa
cuota pendiente del 9 de mayo de 2010, sino que los hinchas, que acompañaron al
equipo hasta el final del partido, requerían saldar esa deuda que, a más de dos
años y cinco meses, merecía un derecho a réplica.
Tolo suyo entonces, Américo
Rubén.
Fuente De la Cuna al Infierno
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