Loquillo recibió un balazo.
Aún en estado crítico el jefe de la barra del Rojo dice
que no se baja y postula en su lugar a su hermano.
La guerra en la barra de Independiente sigue abierta.
Y
los violentos están decididos a no bajarse, aun cuando cuentan con el repudio
de los hinchas de verdad.
Por un lado, para el partido con Boca, Loquillo, el
jefe que permanece internado tras recibir un balazo que le perforó un pulmón,
pretende que quien dirija a la barra sea su hermano, que no tiene derecho de
admisión.
Así conseguiría un doble efecto: cuidar su lugar y tratar de burlar a
los organismos de seguridad, que sí tienen apuntados a Pachi, Chichón y el
Peruano, que forman el círculo más íntimo de la barra.
Por este motivo, la
Unidad de Coordinación para la Prevención de la Violencia en Espectáculos
Futbolísticos tiene previsto reunirse con la gente de Independiente para
ampliar la lista de quienes tienen prohibidos el ingreso a los estadios.
Está
claro que el Rojo, por suerte, no piensa dar ni un paso atrás.
Fuente Olé
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