Por Cristian Fernández
Independiente perdió 2-1 en la Bombonera, ante un Boca
flojo pero que aprovechó los errores del Rojo y se quedó con la punta.
El primer tiempo fue clave, porque los del Tolo fueron
más pero no dañaron en la red.
Así se sigue hundiendo y cuesta salir. Duele verte así.
En los primeros minutos el partido mostró que se jugaba
mucho y que las defensas están bajas en ambos equipos. El conjunto que atacaba
llevaba peligro. Lo hizo el Rojo en los segundos iniciales con un tiro libre en
el que Ustari no ofreció garantías y también Boca con dos jugadas clarísimas en
las que Sánchez Miño quedó mano a mano con Hilario. En la primera salvó en la
línea Ferreyra y en la segunda ganó el arquero.
Así las cosas, tras el primer cuarto de hora de juego
las acciones las manejaba el visitante. Los del Tolo tenían a Boca lejos del
arco de Hilario y amenazaban a su rival. Tanto fue así que primero fue Farías
el que perdió una posibilidad clarísima ante Ustari y luego el dominio culminó
en el grito más precioso.
Tras cerca de 11 pases recibió Ferreyra. El ex River
encaró por izquierda, metió un caño lleno de belleza y productividad, ingresó
al área, se sacó otro jugador de encima y le regaló el gol a Rosales. Al final,
la pelota terminó rebotando en Caruzzo y a gritar. Un golazo de Independiente a
puro toque y juego. Esto era una consecuencia del juego.
Sin embargo tras el primer tanto del partido no pudo
manejar la pelota y enfriar las acciones. Por eso Boca apuró, apretó y tras un
gran centro de Sánchez Miño apareció Silva para igualar con un cabezazo
terrible. Iban 26 minutos y el local se encontraba con el gol casi sin
buscarlo.
La reacción de los del Tolo llegó 6 minutos después.
Otro desborde del Malevo que terminó en un centro pasado para el Tecla. Lo de
Farías también es preocupante. Solo contra Ustari, y con el segundo palo
regalado, la tiró afuera por pegarle de primera y no pensar en el área.
Las jugadas de Independiente se multiplicaban pero el
marcador seguía igual. Cerca del final Rosales habilitó a Leguizamón, pero
Ustari adelantó la jugada y cortó. Las últimas dos fueron para el local. Una de
Erviti, tras un rebote, pero el remate se fue lejos y una de Rivero en la que
Hilario fue el que se quedó con el balón.
El segundo tiempo arrancó de la peor manera. Tres
errores consecutivos derivaron en el segundo gol de Boca. Primero Julián
Velázquez salió sin ideas, le dio la pelota comprometida a Fredes quien perdió
con Sánchez Miño, por no revolearla. El volante local encaró al arco, pudo soportar
a Tula, quien lo tendría que haber derribado, y sacó un remate flojo.
Lo de
Hilario fue lamentable. Se comió literalmente el gol.
Los de Falcioni se
encontraban con la diferencia en forma azarosa.
Al Rojo se le complicó todo. Rosales desapareció y se fue
reemplazado por Vargas, Tula, unos instantes antes tuvo un problema muscular y
fue reemplazado por Samuel Cáceres. Boca se agrandó y tuvo algunas
oportunidades para agrandar el marcador, pero su nivel en ataque dista mucho de
un conjunto agresivo. Lo que sí es resaltable, es la contundencia y como
aprovecha las falencias de su rival.
El segundo tiempo, con el golpe de KO que recibió el
visitante, fue emotivo y de mucha entrega. No obstante, el juego se hizo
deslucido, impreciso y faltó todo lo que se vio en el inicio. Farías tuvo su
chance cerca de los 15 minutos, pero Ustari, una vez más, se anticipó a la
jugada y se quedó con la pelota.
Boca se había parado de contra. La idea era meter la
pelota en las espaldas de los defensores del Rojo que achicaban para adelante.
Viatri tuvo su chance, pero su cabezazo lo contuvo Hilario y al tiro de
esquina.
A los 28 minutos Independiente logró llevar peligro al
arco del Xeneize. Un centro del colombiano Vargas derivó en los pies de
Ferreyra, que no pudo conectar con fuerza y fue a las manos de Ustari. El
conjunto del Tolo era eso: tratar de llegar tocando, pero el cerrojo de Boca le
impedía crecer y todo terminaba en una pelota dividida.
Boca jugó los últimos minutos casi renunciando a la
contra. Estaba el equipo completo en su campo y eso por momentos fue repudiado
por los hinchas. A la vez que el fantasma de los goles de Farías al final
empujaba a esas decisiones.
Así las cosas, la derrota se fue consumando y caló
hondo. Lo de Hilario es preocupante porque no está en su nivel, al igual que
Farías. El Tecla no está derecho para el arco y tampoco genera juego. Los que
levantaron su nivel fueron Ferreyra, Battión sigue en alza y Leguizamón mostró
determinación y fútbol. Rosales tiene que crecer para dejar de ser el primer
cambio.
Por último, Independiente debe empezar a ganar para
olvidarse de lo peor, aunque el margen sigue acortándose. Tiene que apuntar a
lo hecho en el primer tiempo y dejar de cometer errores infantiles.
Fuente Infierno Rojo
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