Escrito por Cristian Fernández
Independiente igualó sin goles ante un San Lorenzo condenado
por lo menos a la Promoción.
Jugó otra vez mal, sin ideas.
Urgente un
desfibrilador para reactivar a este plantel que sigue hundiendo al club.
El primer tiempo de Independiente fue de terror.
Más allá de
la falta de rigor futbolístico impreso desde el cuerpo técnico y el paupérrimo
estado del campo de juego, los jugadores que salieron a defender los colores del Rojo no
hacían honor ni al club ni a su propia profesión.
Salvo Fredes, no había quien
pudiese pasarle la pelota al compañero.
Recién en los últimos cinco minutos del primer tiempo llevó
peligro al arco de Migliore.
Primero a los 40 con un remate lejano y desviado
de Osmar Ferreyra y, cinco
minutos más tarde la mejor jugada del equipo de Cristian
Díaz.
Fredes la robó en el mediocampo, transportó un poco el balón y lo
habilitó a Vidal.
El Pato ante la salida de Migliore definió de zurda con
destino de gol pero en la línea salvó Bianchi Arce.
Más allá de eso nada, absolutamente nada.
San Lorenzo
demostró por qué pelea eldescenso.
De todas maneras, con poco llevó mucho más
peligro que el local.
Claro está que con Romagnoli el Ciclón tenía más fútbol,
pero los delanteros Bueno y Gigliotti no concretaban.
Así las cosas, se fue el primer tiempo con la sensación de
que peor no podía ser el juego en el complemento.
Sin embargo, a los 3 minutos
lo expulsaron a Julián Velázquez y
se acabó todo.
Salió Monserrat para que, con el ingreso de
Vallés, se armara la línea de cuatro con Tuzzio como primer central. Se relegó
el ataque a cualquier contra.
San Lorenzo venía y se venía. Con poco, con nada. El peligro
estaba en los pies de Ortigoza, de Romagnoli y en la velocidad de Buffarini.
En
ataque el Rojo supeditado a una jugada de Villafañez y una chance para el Tecla.
Luego de los 15 minutos del complemento el partido dejó de
ser eso.
San Lorenzo volcado al ataque con mucha gente y poca ideas. A puro
centro y arremetidas.
Independiente con el Mariscal Milito como abanderado,
sacó todo y lo que no pudo apareció Hilario o la falta de puntería de los
delanteros visitantes.
Fredes se desdoblaba para defender y tratar de arrimarle la
pelota a Farías y Villafañez; Ferreyra gravitó en un partido en el que recordó
sus peores participaciones; Godoy, lo de siempre, o sea, nada; el ingreso de
Battión no solucionó el problema.
El Rojo fue un desastre una vez más. La
cosecha de puntos es ínfima, el presente es preocupante y el futuro golpea como
esa enfermedad terminal que de a poco te va llevando.
El Tecla pudo haber marcado en alguna jugada aislada.
San
Lorenzo, en alguna de sus arremetidas pudo haber inflado la red. Lo cierto es
que el partido terminó sin goles,
Maglio fue insultado, la gente se fue angustiada y, en el
horizonte más cercano aparece el gran Tigre de Arruabarena.
Lo más lindo de la
tarde, el gran partido de Gabriel Milito y la ovación final.
Fuente Infierno Rojo
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