Escrito por Rodrigo Volpi
En los últimos 10 años, han pasado muchos centro delanteros
en Independiente.
Fueron pocos los que rindieron y cumplieron con las
expectativas.
Andrés Silvera, Germán Denis y Nicolás Frutos son los
nombres que lograron dejar alguna marca en los hinchas.
Hoy, el 9 es Ernesto Farías.
Un jugador
inteligente con y sin la pelota.
Un jugador con pergaminos y un promedio de gol monstruoso de
0,45 en 395 partidos en su carrera.
Un jugador
desaprovechado.
Las estadísticas, acompañadas de argumentos fuertes, son
determinantes.
Farías jugó 15 partidos en Independiente y marcó 7 goles, 5
fueron de cabeza, otro con el pecho y el restante con una definición exquisita
por encima de Agustín Orión.
Lo preocupante es la cantidad de posibilidades que tiene el
“Tecla”.
En los encuentros que disputó, el delantero tuvo apenas 2
mano a mano, ambos por falencias del rival.
El primero fue por una falla de Rolando Schiavi ante Boca,
que el ex River transformó en gol. El segundo, un error de la defensa de Godoy
Cruz, que Farías malogró.
Una de las películas repetidas en los partidos de
Independiente, fue la soledad del 9, que lo obligó en decenas de ocasiones a
bajar a buscar la pelota.
Y por cierto, lo hizo con un gran criterio.
Pivotea, asiste, busca espacios y tiene un olfato de gol
envidiable para la actualidad del fútbol argentino.
Sin embargo, el equipo no acompaña.
La pelota aérea fue
un fuerte fugaz del plantel de Cristian Díaz.
Hoy, los centros vuelven a ser una cuenta pendiente. La
pelota no llega ni por arriba, ni por abajo.
“Vine con otras expectativas”, declaró el jugador hace una
semana.
Y con razón.
Fuente LxR
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