Mariano Dayan - mdayan@ole.com.ar
La Selección levantó en el ST y dio vuelta a Colombia, en un
momento crítico: apareció Messi, lo empató y después llegó el 2-1 en una jugada
de Leo-Higuaín y Agüero, que metió el gol del triunfo. Paso clave en
Barranquilla.
De aquel primer tiempo triste, preocupante, con pinta de
martes negro, por suerte no quedó nada en el segundo. Y la Selección fue otra,
por suerte. Tuvo actitud, fue al frente en el calor de Barranquilla y lo dio
vuelta. Tres puntos de oro, después del empate-caída contra Bolivia. Y mucho
tuvo que ver en eso el dibujo, la conformación del equipo: el Kun Agüero entró
por Guiñazú y le dio otra frescura al equipo, que en los primeros 45’ se había
dedicado más a cuidar el cero que a atacar, jugando como un equipo chico. Pero
se despertó, se agrandó contra un rivla que le regaló el terreno y la pelota y
lo ganó en esa guapeada de Messi, en ese tiro de Higuaín y en ese rebote que
pescó el Kun. Y cómo lo gritó con Leo…
Volvió la alegría, volvió el triunfo. Por fin. Volvió Messi
en la Selección, bienvenido. Sin brillar, no hay que exagerar, pero él empezó
la levantada con una gambeta, una habilitación para Sosa y el empate
aprovechando un rebote del arquero. Ahí empezó la resurrección en un momento
crítico, cuando no había profundidad y no se generaban jugadas de gol pese a
tener la pelota. Después, otra vez Leo apareció en la jugada del partido,
cuando picó aprovechando los espacios, tocó para Higaín y llegó el 2-1 de
Agüero. Y demostró su explosión, pese al cansancio, en la corrida del final,
cuando partió desde la mitad de la cancha y se la sacaron cuando la pelota
entraba mansita para el 3-1.
El 4-4-2 del primer tiempo no fue productivo. El equipo
priorizó defenderse, tener la pelota y jugar muy lejos del arco rival. Es más,
no tuvo llegadas. Y pecó con ese sistema defensivo, lo pagó en el final del
primer tiempo: tiro libre de Pabón, rebote en Mascherano y 0-1. Y parecía que
se venía la noche, con el ánimo por el piso por el empate del viernes y con ese
golpe. ¿Y ahora?
Para el segundo, sorpresa de Sabella: no sacó a Sosa, de muy
mal PT, y sí a Guiñazú. Y, la lógica, puso Agüero, ausente hasta ahora en
Eliminatorias por lesiones. Salió todo el ataque y ayudó Colombia, que se tiró
muy atrás y le regaló la iniciativa. El Principito creció por la izquierda,
Braña y Mascherano fueron leones y Messi fue agarrando confianza. Y más después
de su empate, pidiendo la pelota, haciéndose eje, animándose a la gambeta. En
el 1-1 escríbíamos en Olé que estaba para ganarlo. Y así fue, por suerte.
Agüero estuvo movedizo, como Messi. Desábato siguió firme,
entrando por Burdisso en el primer tiempo (Sabella metió al de Estudiantes y no
a Demichelis), Romero respondió cuando Zúniga pateó con peligro y el equipo
siguió yendo al frente. Maduraba el gol, se notaba cansada a Colombia y en una
contra lo liquidó Agüero, después de una muy buena maniobra de Messi y del
disparo de Higuaín.
“¡Vamos, carajo,
vamos, carajo!”, gritaba Sabella en el final. Y sí, está bien que el técnico
haya reaccionado así porque se había superado un momento difícil, una semana
complicada. Cuarenta y cinco minutos le alcanzaron a la Selección para mostrar
carácter y plantarse. Para que apareciera Messi. Para que la metiera el Kun.
Para que atacando, con tres delanteros, la Selección se sacara la mufa.
Y sí, vamos, carajo.
Fuente Olé
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