La esquina de 43 y 85 en Barranquilla... (Gustavo Ortiz)
MARIANO MURPHY Mmurphy@ole.com.ar BARRANQUILLA (ENVIADO).
En Barranquilla, el recuerdo del Monumentalazo del 93 está
en la Supertienda Cinco a Cero. Los detalles de una derrota inolvidable.
Ayer fue feriado en Barranquilla, porque se festejó el Día
de la Mujer. Mientras muchos hombres huyeron con sus esposas/novias/amantes a
pasear por Cartagena, donde el fin de semana se celebró la elección de la
candidata de Colombia para Miss Universo, otros, más fogosos, optaron por
llevarlas a un hotel. ¿Chévere? ¿Sabrosón? ¿Candela? No. Porque el hotel que
escogieron estos maridos para ir con sus esposas fue el Estelar en Alto Prado,
donde se hospeda Argentina. O sea, optaron por llevar a la bruja a este
alojamiento cinco estrellas, pero para esperar una foto con Messi, un autógrafo
de Agüero o aunque sea sacarse una foto con el Sapito Queijeiro ensayando la
patada descendente.
Barranquilla es así. Una de las ciudades más futboleras del
país. Es calor y color. Y uno de sus sitios más pintorescos está al norte, en
el barrio La Campiña, cerca de un bar de minutas que, inquietante, se llama
Narcobollo. Y ahí, en la esquina de la carrera 43 con la calle 85, se ve otra
tienda de nombre más inquietante aún: Cinco a Cero. El lugar es una especie de
almacén que vende pilas, gaseosas, plátanos, papel higiénico, ron y aguardiente
Antioqueño en tetra (sale 36 mil pesos colombianos, unos 20 dólares). Además,
hay venta de baloto (el loto colombiano). Célebre en Barranquilla como el Museo
del Caribe, el shopping Buena Vista o el zoológico, el local es atendido por
Reinaldo, de 27 años. Y, apenas nos ve, Reinaldo nos atiende: “Hermano, no lo
dudes, se va a repitir aquel resultado”, anuncia, mostrando los cinco dedos.
Reinaldo explica, además, que esta “Súper Tienda” se llamaba La Veloz antes de
aquel recordado partido en el Monumental que mejor no recordar. Cuenta que
cuando faltaban pocos días para el partido, los dueños de La Veloz le vendieron
el negocio a dos primos. “Tras la goleada -dice-, los nuevos dueños estaban
aquí tomando, celebrando el triunfo y festejando la apertura de la tienda. Eso
sí, discutían el nombre que le iban a poner y no se ponían de acuerdo. Fue un
vendedor de gaseosas que dijo: ‘¿Y por qué no le ponen Cinco a Cero?’. Y todos
echaron a reír”. Ya al otro día, la tienda tenía pintados al Pibe Valderrama
enfrentando a un jugador argentino y el doloroso (para nosotros) letrero con el
nombre de Cinco a Cero. “Y claro, el nombre gustó porque ése es el resultado
más festejado en Colombia en toda la historia de las Eliminatorias”, dice
Reinaldo.
En el interior del negocio cuelga un cuadro de la selección
colombiana de 1993. Nos cuentan que el lugar es visitado por periodistas,
fotógrafos y curiosos. Con el tiempo se fue haciendo cada vez más conocido y es
uno de los puntos en el mapa que aconsejan visitar. Hasta alguna vez por acá
pasaron el Pibe Valderrama y el Tino Asprilla. Esperemos que mucho tino tenga
Sabella para armar el equipo y no nos volvamos derrotados.
Fuente Olé
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