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martes, 4 de octubre de 2011

Claramente, Ramón le ganó el clásico a Simeone


Crédito foto: PLAYFUTBOL

El partido más importante del campeonato no estuvo a la altura de las expectativas.

Racing e Independiente defraudaron, jugaron mal y empataron.

En este contexto, hubo un claro ganador: Ramón Díaz.

El técnico de Independiente le inculcó a su equipo actitud, y a pesar de las carencias de sus dirigidos se llevó una igualdad ante un rival que estuvo más cerca de quedarse con el triunfo y no lo consiguió por el planteo temeroso de su técnico


Una vez más, el fútbol dejó de manifiesto que es un juego colectivo.

Que las individualidades deben estar respaldadas por el equipo.

Que un jugador te puede salvar una vez, pero si no hay una idea táctica, una decisión firme de asumir riesgos, a la larga esto se paga.

Y este pobre Racing e Independiente es la clara muestra.

Nadie puede discutir que es muy grande la diferencia que hay de jerarquía entre los planteles.

Mientras uno se reforzó como quiso (Racing), el otro lo hizo como pudo (Independiente). 

Sin embargo, esto no se vio en el “Cilindro”.

Si se analiza fríamente el desarrollo del partido, la realidad indica que fue un tiempo para cada uno.

Sin embargo, Racing fue más en el segundo que Independiente en el primero y fue el único de los que generó chances claras de gol.

Por lo tanto, no hubiese sido injusto que se quede con la victoria.

Igualmente si se analiza todo, pero todo, habrá que decir que el 1-1 final fue justo.

¿Qué es ese "todo"?.

La diferencia de jugadores, que no se notó por la actitud, el compromiso y la solidaridad como equipo que mostró Independiente.

El “Rojo” se supo inferior desde antes del partido y su técnico se dio cuenta que tenía que apelar a lo colectivo, al desdoble en las marcas y a sacarle espacios a “Gio” y a “Teo”. Y lo hizo correctamente.

Y esto fue mérito de Ramón Díaz.

Un técnico capaz, inteligente para declarar pero también para “parar” a sus equipos en la cancha. El riojano sabe lo que tiene y en base a eso actúa.

Todo lo contrario hace Simeone. El “Cholo” se muestra como un técnico defensivo, temeroso e incapaz de poner a los jugadores por encima de la táctica.

Para él, primero está su idea y luego los futbolistas.

Entonces, “Gio” no juega de “Gio”. Hauche sólo corre. “Teo” pelea mucho más de las chances de gol que tiene.

Y así, sumado al nulo juego asociado porque para Simeone lo más importante es el vértigo, este Racing de muy buenos jugadores se minimiza y queda en igualdad de condiciones con equipos netamente inferiores.

Así las cosas, Ramón sabe lo que tiene y actúa en consecuencia.

Mientras que a Simeone poco le importa lo que tiene, lo más importante es que eso que tiene (llámense jugadores) debe amoldarse a su idea.

Es decir, para el riojano lo más importante es el jugadores; para el “Cholo”, su táctica.

Esto quedo en evidencia en el clásico de Avellaneda, donde se vio un pobre partido con un justo empate.

Sin embargo, hubo un claro ganador: Ramón sí se animó y terminó goleando a un Simeone que sólo salió a defenderse.



Mauro Gundin



Fuente PlayFutbol



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