El 9 de diciembre de 1984, Independiente y Liverpool de
Inglaterra se midieron en el estadio Nacional de Tokio -Japón-, por la final de
la copa Intercontinental. El Rojo había obtenido la Copa Libertadores al vencer
a Gremio en la final; en tanto que, el Liverpool ganó la Copa de Campeones de
Europa venciendo a la Roma por penales.
El duelo entre ambos equipos se vio rodeado por un
antecedente lamentable. Era el primero entre clubes de ambos países luego de la
guerra de Malvinas. El Rey de Copas salió a jugar no solo con el compromiso de
sumar una estrella más y saber que tenía los ojos de todos los hinchas Rojos
apoyándolo, sino también con un país entero apoyándolo.
El equipo de José Omar Pastoriza golpeó de entrada. Fue a los 6 minutos cuando Claudio Marangoni envió desde el centro del campo un preciso pase largo para José Percudani. El 9 corrió en soledad y sacó un remate cruzado que hizo inútil la desesperada salida de Grobbelaar. 1-0 y a sacar del medio.
Independiente se abroqueló bien atrás y siguiendo con la
fórmula de los pases largos a espalda de la defensa pudo marcar más goles en un
partido que los ingleses pelearon hasta el final.
Los minutos fueron pasando y así fue que el árbitro
brasilero, Romualdo Arppi Filho, hizo sonar su silbato dando por concluido el
duelo. El Rojo sumó una estrella más y llegó a las dos Copas Intercontinentales
en su inmenso palmares.
El once que dejó aquella tarde asiática en lo más alto al
Rojo fue: Goyén; Clausen, Villaverde (Monzón), Trossero y Enrique; Giusti,
Marangoni, Burruchaga y Bochini; Barberón y Percudani.
Fuente Infierno Rojo
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