Arsenal lo ganaba con un gol de laboratorio y se acercaba a
zona de copa libertadores. Pero en el último instante volvió a aparecer
Leandro, el mismo que le hizo el gol a fortaleza, y salvó el empate
Si tenés problemas con todos tus vecinos, el conflictivo sos
vos. Y, claramente, Independiente los tiene. Esta vez fue Arsenal el que lo
puso contra las cuerdas, lo tumbó sobre la lona de la impotencia y, aunque no
estaba jugando uno de sus peores partidos, necesitó que volviera a aparecer en
escena Leandro Fernández (ingresó desde el banco) para que, con el último
suspiro, empatara el partido de tiro libre en medio de los murmullos e insultos
que prometían transformarse en una tormenta de reprobación.
El juego arrancó con un ritmo bárbaro, dinámica que se vio
potenciada por el estado del campo que, lejos de ponerse pesado por la lluvia, se
hizo muy rápido. Y pese a que Pusineri había resuelto cambiar medio equipo,
Independiente encontró una idea interesante aprovechando a lo ancho los
espacios del terreno, ante un Arsenal que parecía incómodo y le costaba definir
sus ideas. Claro, mientras el trámite se estaba armando y se hacía favorable al
local, el equipo de Rondina encontró lo que había soñado: un tiro libre frontal
para explotar el laboratorio con un pase pinchado de Soraire, cortina de
Pereyra (no dejó pasar a Barreto) y aparición libre de Alvarez Suárez para
definir con un remate fuerte y una floja respuesta de Campaña.
De ahí hasta el final del segundo tiempo Arsenal sólo volvió
a llegar gracias a un blooper de Campaña que sacó rápido, la pelota le pegó en
la espalda de Barboza (con el viejo reglamento la jugada hubiera sido
invalidada) y le quedó servida a Soraire para un remata rasante que el arquero
mandó al córner resarciéndose de su error. Independiente, en tanto, buscó mucho
sobre la conducción de Rosa, un Togni que desequilibraba por la izquierda y
ráfagas de Braian Romero, ingredientes que no alcanzaron para generar peligro
cierto pero que ofrecieron una imagen de cierta lucidez en el local.
En la segunda parte, lo de siempre: el apuro de
Independiente, la picardía de Arsenal, varios ataques del visitante como para
asegurar el triunfo desperdiciados (dos de ellos muy claros en los pies de
Giménez) y el gol de Leandro Fernández (que ya había estrellado un zurdazo en
el travesaño) con un tiro libre a colocar en el quinto minuto de tiempo extra.
Con ese grito de desahogo cayó el telón que dejó a Arsenal envuelto en bronca
porque se le escapó una linda chance de quedar a un punto de Lanús, el último
que se está clasificando para la Libertadores.
Fuente Diario Popular
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