Volvió el Profesor y parte del nido está vacío, tras las
salidas (algunas polémicas) de varios referentes.
¿Qué postura tomará el DT para afrontar la crisis?
El técnico regresó ayer y condujo la práctica. (Foto: Prensa
Independiente)
Por Favio Verona
¿Qué hacer? ¿Cómo articular el próximo discurso público?
¿Qué decir? ¿De qué forma encarar la próxima conferencia de prensa? ¿Es
necesario explicarles a los jugadores que se quedaron lo que pasó? ¿Será
preferible hacer silencio y dejar que todo pase?
Esas son apenas algunas de las
múltiples preguntas que se debe estar formulando Ariel Holan. Deberá encontrar
las respuestas lo más rápido posible porque el reloj sigue corriendo y el
domingo 27 el equipo reanudará el torneo recibiendo a Talleres.
El técnico se presentó al entrenamiento tras haberse
ausentado en los dos primeros días de la pretemporada, tal como había acordado
con la dirigencia apenas comenzó el receso. No sintió la necesidad de
aclararles a sus futbolistas todos los rumores que circularon en las últimas
horas. De eso se va a encargar recién en la conferencia de prensa que dará la
semana que viene y que aún no tiene una fecha confirmada. No son muchos los
caminos que se le presentan para salir bien parado ante el Mundo Rojo.
Optar
por desmentir lo que los jugadores hicieron público sería tratar de apagar un
volcán en erupción con una manguera de jardín.
Asumir lo que sucedió y mirar
hacia adelante es una posibilidad concreta, ya que es imposible tapar un tema
del que ya se enteraron hasta en los canales de cocina de Groenlandia.
Que la relación del técnico con varios referentes del
plantel no ha sido la mejor en los últimos tiempos es una realidad que se
impone: los hechos son incontrastables y ya no se pueden disimular con
declaraciones diplomáticas.
Fueron los protagonistas quienes lo reconocieron en
público y mucho más en privado. Emmanuel Gigliotti, Jonás Gutiérrez y Alejandro
Kohan hablaron en las últimas horas y simplemente expusieron la punta del
iceberg. Hasta las glorias de la institución, figuras intocables a las que
Holan les abrió las puertas, parecen haber comenzado a soltarle la mano.
Ricardo Bochini y Miguel Ángel Santoro, ídolos en los que el técnico se apoyó
para fortalecerse cuando aún no tenía espaldas, lo cuestionaron como jamás lo
habían hecho.
El Profesor duerme con unos cuantos enemigos adentro del
club. En la Comisión Directiva hay algunos que lo miran de reojo. Por lo bajo
lo acusan de ser un caprichoso y lo castigan incluso más que aquellos jugadores
que protagonizaron una especie de diáspora. Son directivos que recientemente
fueron raleados de una mesa chica que ya es una mesa ratona: alrededor de ella
sólo se sientan Hugo y Pablo Moyano y el secretario general del club, Héctor
Maldonado. Los que se quedaron sin voz ni voto sienten que fue el técnico quien
hizo fuerza para marginarlos. Y quieren recuperar sus espacios de poder. Tienen
una única forma de lograrlo: que Holan se vaya. El entrenador sabe muy bien que
adentro son varios los que lo quieren ver afuera. Esos dirigentes, que
conservan una excelente relación con los líderes que se han marchado, se
sienten traicionados. Es que antes tenían libre acceso al vestuario y las
concentraciones, pero el entrenador los expulsó del círculo íntimo.
Al DT, que
tiene contrato hasta 2021, por ahora lo bancan los capos: se respalda en los
Moyano, quienes están dispuestos a ir a pelear en primera fila contra
cualquiera. Y salvo que surja algún imponderable, va a resistir porque Hugo le
tiene confianza ciega. ¿Habrá sido el entrenador quien debió poner la cara para
impulsar un proceso de ajuste presupuestario? El tiempo se encargará de arrojar
certezas.
Los hinchas están divididos: algunos son soldados fieles que
se muestran dispuestos a ir a la trinchera con el técnico, otro obran como
votantes indecisos en época de elecciones y nadie se atreve a pronosticar qué
boleta meterán en la urna cuando se reanude la Superliga. Aunque también es
cierto que éste es el momento en el que el conductor del grupo encuentra más
resistencias entre los fanáticos porque son varios los que antes lo idolatraban
y se le dieron vuelta.
Hubo personas que a fines de 2016, tras la salida de Gabriel
Milito, ayudaron a posicionar a Holan como uno de los candidatos a ocupar el
cargo que había quedado vacante. Colaboraron con él tendiéndole puentes que le
permitieron llegar a reunirse con el presidente del Rojo. Varias de esas
personas que le dieron una mano en ese momento cuentan que, apenas asumió, el
entrenador no volvió a atenderles el teléfono.
Holan es el técnico más importante de Independiente en lo
que va del siglo. Y no es exagerado: así lo certifican las estadísticas. Es
probablemente el mejor profesional que el club puede tener para ocupar ese
puesto. Tuvo la capacidad para demostrarlo y construyó un equipo que le
devolvió la identidad al club. Pero este terremoto lo ha debilitado.
Indefectiblemente perdió crédito. El escenario en el que quedó parado ya no es
tan firme. El Profesor está tranquilo. Demostró varias veces que es dueño de
una personalidad muy fuerte. Está ahí para administrar un grupo. Nunca le
tembló el pulso a la hora de hacerse cargo de determinaciones antipáticas. Sabe
que no lo contrataron para trabajar de equilibrista de circo, sino para tomar
decisiones: entre ellas, debe elegir con quiénes quiere trabajar.
Alguna vez lo
dejó claro:
“Nací para mandar. Y al que no le gusta, no es mi problema”.
Es
evidente quiénes son los que no aguantaban más sus formas de conducir.
Fuente Olé
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