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sábado, 4 de marzo de 2017

Paro en el fútbol - Por algo no quieren Tribunal de Etica



 


Por Pablo Vignola

Lo más fresco es que, quienes hoy están al mando de la AFA jactándose de ser un grupo de elite que desembarcó para ordenar el caos

Por suerte, los destinos del fútbol argentino están en manos de una comisión autodenominada “Normalizadora”... ¡Cómo sería si estuviéramos en manos de un proceso anormal!

Quedémonos con las últimas noticias (hacer un repaso del 38 a 38 a la fecha sería redundante y empalagoso). Lo más fresco es que, quienes hoy están al mando de la AFA jactándose de ser un grupo de elite que desembarcó para ordenar el caos, extorsiona a los futbolistas que reclaman lo que les deben.

En lugar de investigar para qué se utilizó el dinero que se les entregó a los clubes en los últimos años y que debía ser para pagar los sueldos, eligieron presionar con quita de puntos, presentación de equipos juveniles y otras sanciones.

Los huevos de oro de la generosa gallina mágica que es el fútbol, no se repartieron como correspondía. Hay jugadores (sobre todo los del fútbol de Ascenso) que no tienen para darle de comer a sus hijos; contrariamente, no sólo no hay dirigentes que no tengan un mal pasar sino que la mayoría, cuando terminan sus gestiones en los clubes, salen en mejor posición económica que cuando entraron.

Quiere decir que el fútbol no es deficitario; los deficitarios, para las arcas de los clubes y los haberes de los futbolistas, son los manejos de los dirigentes que, lejos de reconocer sus errores (y mucho menos de pagarlos), salen a amenazar a los futbolistas y a, especulando con lo que significa el deporte desde su costado pasional para el pueblo, ubicarlos en el pedestal de “los malos de la película”.

Hace muchos años (más de 30), el Puma Carlos Morete, por entonces delantero de Argentinos Juniors, declaró: “el 90 por ciento de los dirigentes son gángsters”. La autocrítica dirigencial llegó de inmediato: lo suspendieron por cuatro meses.

Hace mucho menos, fue un dirigente, nada menos, el que dio un diagnóstico similar: “Habría que poner una bomba en la AFA”. Y no fue un dirigente cualquiera, fue el presidente de River Rodolfo D’Onofrio.

Si realmente hubiera gente tratando de normalizar la AFA, ya deberían haberse sancionado a los dirigentes que no pagan. Lo “normal” es que los trabajadores cobren por lo que hacen; lo “anormal” es apretarlos en alianza con los que gastaron la plata y no se sabe en qué. Y no se sabe porque no quieren averiguarlo. Esas son actitudes propias de los gángsters, pero no se solucionan con una bomba. Se solucionan con la ley y con un poco de esa ética que, por algo, no quieren aprobar un Tribunal que la controle.


Fuente Diario Popular

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