La preparación de los planteles dejó atrás las jornadas
sobre la arena o las sierras para darles prioridad a los trabajos que incluyen
la pelota y buscan un fondo de resistencia sin resignar velocidad
Por Pablo Lisotto
Vélez fue uno de los adelantados en la vuelta al trabajo;
este martes comenzó la pretemporada en la Villa Olímpica de Ituzaingó. Foto:
Télam
Las pretemporadas en el fútbol argentino ya no son lo que
eran antes. Aquellos trabajos arduos en la arena o los trotes prolongados y con
cuestas en las sierras, en general en Mar del Plata y en Tandil,
respectivamente, y las reuniones de futbolistas en el tradicional balneario 12
de Punta Mogotes son postales del pasado reciente.
La reducción del receso, sumado al cambio que se dio en la
manera de jugar al fútbol, dinamitó aquel sistema y construyó nuevas formas y
esquemas de trabajo.
"Lo que cambió fundamentalmente es el tiempo que uno
tiene para desarrollar una pretemporada en la Argentina. Todos los equipos
tenemos cuatro semanas antes de volver a competir. Las primeras dos son más
intensas, en la tercera aparecen los amistosos y la cuarta es la semana previa
al regreso a la competencia", explica en diálogo con la nacion el
preparador físico de uno de los grandes protagonistas del fútbol argentino, que
prefiere el anonimato. Y amplía: "No es temporada normal, de entre seis y
ocho semanas de trabajo, y encima en los equipos grandes no existen los
amistosos, y si no salís bien parado de esos partidos, se complica el comienzo
de año".
A diferencia de lo que ocurría hace 20 años, cuando los
trabajos de fuerza, resistencia y los técnicos-tácticos con pelota estaban
claramente identificados y separados en cada jornada, ahora los equipos hacen
un mix, en el que la pelota aparece desde el primer día de la pretemporada. El
trabajo va hacia el modelo o sistema de juego que el entrenador quiere plantear.
Aquellas mañanas o tardes en donde los futbolistas corrían
junto al mar, o trotaban 10, 12 o 15 kilómetros, o bien escalaban una sierra,
no existen más. "Cada vez vamos para mejor, acompañando desde lo físico la
evolución del futbolista actual. Recuerdo cómo se trabajaba 20 años atrás y hoy
ni de casualidad los sacaría a correr 20 kilómetros, porque con la reducción de
tiempos, ¿cómo hacés para sacarles a los jugadores esa carga antes de la
reanudación del campeonato? Es imposible", evalúa el profesional.
Más allá de la compresión que sufrieron las pretemporadas,
es el fútbol actual, mucho más rápido que años atrás, el que obligó a un cambio
de estrategia.
"La fuerza, la velocidad y la resistencia las vamos
metiendo dentro de ese trabajo sobre el modelo de juego. Correr distancias es
un gran trabajo de fibras lentas, pero hoy el futbol utiliza fibras rápidas.
Entonces, hago un jugador resistente a través de las fibras rápidas. Vos podés
hacer un tipo resistente mandándolo a hacer 10kms. ¿Tardás una hora?, OK. Es
una posibilidad. Pero esa misma hora la podés utilizar haciendo 15 segundos de
esfuerzo, por 15 de pausa. Y en esos 15 segundos de esfuerzo se ve a un jugador
mucho más rápido. Igual de resistente, pero más rápido, más deportivo, más dinámico.
Si no, en lugar de un futbolista, estoy preparando a un maratonista, y sus
movimientos en el campo de juego serán más lentos", explica el profesor.
Lo fundamental es adaptarse a la evolución que ha tenido el
fútbol y la ciencia en los últimos años. Aporta el preparador físico:
"Ningún futbolista está corriendo los 90 minutos del partido. Hoy todo es
aceleración, pausa, freno, pique, pausa, giro, pausa. Por eso hacemos trabajos
que les permita estar más ágiles, más elásticos."
Otro foco fundamental es el terreno en donde se hacen los
trabajos. El estado del campo de juego de los diferentes escenarios que se
proponen en cada club para la pretemporada es clave en la elección. Por eso,
por ejemplo, Boca elige el complejo de la AFA en Ezeiza, como hizo en el receso
invernal, y Vélez prioriza su Villa Olímpica. Por lo mismo, sumado al suculento
ingreso económico que recibirá, River viajará a un campus de la Florida, en
Estados Unidos, donde disputará la Florida Cup junto a Estudiantes de La Plata,
Millonarios (Colombia) y San Pablo (Brasil). En caso de avanzar, podría chocar
con Vasco da Gama (Brasil), Barcelona (Ecuador) o Corinthians (Brasil).
Frente a este escenario también mutan aspectos tradicionales
del verano argentino. El equipo que conduce Marcelo Gallardo sólo pisará Mar
del Plata para enfrentar a Aldosivi (25 de enero) y a Boca (28), en el estadio
Mundialista. Y el conjunto xeneize apenas caminará las calles de la ciudad
Feliz siete días, en los cuales jugará con Estudiantes (21/1), San Lorenzo (24/1)
y el superclásico.
Intereses turísticos y políticos incidirán en la elección de
otras locaciones, tal vez inadecuadas para la época. Boca y Atlético Tucumán se
verán las caras el 17 de enero, en Salta, cuya temperatura máxima del mes
acaricia los 40 grados.
Fuente Cancha Llena
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