Torneo de Primera División 2016. Fecha 8: Independiente 0 -
Gimnasia 0.
Por Román Failache
Exasperante. Tanto ver los partidos de Independiente como
tener que escribir todas las semanas la misma columna, remarcando siempre los
mismos errores: falta de efectividad; de dinamismo en las transiciones con la
pelota; carencia de sorpresa y de un gambeteador que rompa líneas, etcétera. Lo
único positivo es que el Cebolla, que estuvo bastante locuaz en los medios, no
va a tener justificativos para decir que el equipo sufre de la presión de la
hinchada, la cual durante 85 minutos alentó y empujó al plantel
ininterrumpidamente.
Independiente cerró el partido con el 69% de posesión y
neutralizó a su rival correctamente, pero persistió el problema de olvidarse
del juego cuando llegaba a los 3/4 de cancha. La superioridad en campo rival se
genera con eficacia y se nota la mano del DT ahí. Sin embargo, de nada te sirve
si la última línea no se mueve internamente y queda un compacto bloque de
hombres petrificados que se acopla e impide dar el pase final. El despazamiento
interior en los metros finales es, incluso, más importante que la circulación
que se produce del paso de un sector a otro.
¿Se practica definición en la semana? No le hacen un gol a
nadie. Hoy las chances se generaron, sí, pero sin astucia y recurriendo a los
centros como única vía de aproximación; no recuerdo a algún jugador de
Independiente entrando al área con pelota dominada, salvo una de Barco
-suplente- sobre el final del encuentro. Hallar a alguno que se haga dueño del
juego y que piense una jugada distinta a la de tirar centros como quien se saca
el trámite de encima es una quimera.
El sistema con tres defensores parece haber llegado para
quedarse, y con ciertos rivales, como lo fueron Gimnasia y Temperley, puede
rendir. Ahora, hay que acomodar a los intérpretes: Tagliafico no es desequilibrante
como volante y duda mucho a la hora de llegar al fondo; el Cebolla sobra como
interior y no genera juego; Rigoni y el que oficie por izquierda deben tirar
diagonales hacia el área, no quedarse parados sobre la raya para terminar
enviando un pelotazo o retrocediendo con un pase.
Creo fielmente en el técnico y en que tiene las herramientas
para empazar a corregir la vasta cantidad de falencias de Independiente. Me
parece un entrenador capaz, preparado, con una sobrada trayectoria
internacional como jugador para analizar y juzgar todos los puntos flojos. Lo
que no tiene que pasar es que se lo coma la ambición por desarrollar algo
exánime. Hay sistemas que, sin los jugadores adecuados o con un plantel corto,
no se pueden llevar a cabo; no por nada hoy sólo se realizaron dos cambios.
Milito tiene que cambiar. De lo contrario, lo van a empezar
a querer cambiar a él.
Fuente T&C Sport
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