Cuando faltan 20 días para afrontar el clásico por las
eliminatorias, Leo desarticuló con un hat-trick al Manchester City de
Guardiola; fue su primer partido de titular tras el desgarro
Por Claudio Mauri
El Messi de ayer es el Messi que necesita la selección con
urgencia. Foto: reuters
El traicionero dolor en el pubis no lo condiciona y el
desgarro ya está cicatrizado. El último sábado, después de los 25 días
dedicados a poner a punto el aductor derecho, necesitó los primeros tres
minutos de los 35 que disputó para hacer un gol. Ayer, ya titular, convirtió un
hat-trick, le hicieron un penal que tuvo la generosidad de cedérselo a Neymar,
a quien unos minutos después volvió a hacerlo beneficiario de una asistencia
para que el brasileño marcara el gol que no pudo con el penal que le había
atajado Wilfredo Caballero.
En cuatro días, Lionel Messi robusteció a Barcelona, lo
subió de la dimensión de muy buen equipo a la de irresistible, tan habitual.
¿Podrá dentro de 20 días rescatar a la Argentina de su peor momento en las
eliminatorias en la riesgosa excursión a Brasil y la no menos exigente visita
que Colombia hará en San Juan?
Por lo pronto, el alivio para Edgardo Bauza y el
seleccionado pasa por ver a un Messi entero y decisivo. Es cierto que no cabe
aplicar un carácter transitivo entre Barcelona y el seleccionado. El equipo catalán
rara vez abandona un registro ganador, va sobrado de confianza y tiene un
sistema que favorece al rosarino. En Argentina, Leo se encontrará con un
momento en el que se debe combatir el pesimismo y, de acuerdo con lo que fue
adelantando Bauza, le espera un cambio de esquema, un 4-4-2 para ser más
compactos, lo cual le restaría compañía en ataque.
De Messi siempre se espera lo lógico y lo imposible. Si Pep
Guardiola, el técnico que más lo ayudó a evolucionar entre 2008 y 2012, por
segunda vez no encontró antídoto para frenarlo, ¿cómo no ilusionarse con que
ayude a poner de pie a este renqueante seleccionado? Messi puede con casi todo,
y una de las tareas más arduas que le recaerá es la de despejar el camino a
Rusia 2018. Ese destino que sólo por unos días se quitó de la cabeza tras la
frustración de la Copa América, y que vuelve a ser el gran objetivo para
coronar su brillante carrera.
No le faltaba razón a Guardiola cuando el día previo dijo
que este tipo de partido le llegaba demasiado rápido al proyecto que lleva tres
meses en Manchester City. Messi se encargó de castigar cada uno de los
descuidos, de las pérdidas de pelota que los sky blue tuvieron en campo propio.
Pep les pide a sus futbolistas tener la pelota y ser valientes. Una propuesta
aún no afinada como para achicar riesgos frente a la exuberancia ofensiva de
Leo y compañía.
También estuvo en lo correcto Gerard Piqué cuando 24 horas
antes había sentenciado que "a Messi hay que temerle aunque esté al 10 por
ciento, porque es el mejor". En realidad, al rosarino se lo vio en un
porcentaje mayor. Estuvo rápido, lúcido y certero. Le puso su rúbrica a un
partido sometido a varias circunstancias imprevistas, que muchas tuercen un
rumbo que Messi enderezó puntualmente. Una defensa que tenía la novedad de
Javier Mascherano como lateral derecho se quedó rápido sin el defensor
izquierdo por la lesión de Alba. Lo reemplazó el francés Digne, uno de los
refuerzos del último mercado de pases. Antes de los 40 minutos, otra baja, la
de Piqué, lesionado tras un foul de Silva. Aquel Barcelona de las últimas
temporadas tan reconocible en la última línea con Dani Alves, Piqué, Mascherano
y Alba, de repente anoche se encontró con Mascherano, Umtiti, Mathieu y Digne.
El carácter provisional de esa defensa pudo ser para
Manchester City una oportunidad propicia que Messi se la negó. El primer gol
surgió con una pelota recuperada por presión de Mascherano en campo rival;
Messi combinó con Iniesta y en el área se encontró con un espacio despejado por
un resbalón de Fernandinho. A Guardiola le habrá venido a la mente el 0-3 en el
Camp Nou de hace dos temporadas, cuando Boateng pareció desmayarse al ver venir
a Messi. Ahora era Fernandinho al que se lo tragaba la tierra sin poder evitar
el eslalon con que Leo dejaba desparramado a Bravo.
Once contra diez por la expulsión de Bravo, Messi liquidó el
pleito con un remate desde fuera del área y un toque a una asistencia de
Suárez. Tiene el récord de hat-trick en Liga de Campeones: siete, dos más que
Cristiano Ronaldo. Suma 465 goles oficiales Barcelona, más del doble de los 232
de César, el goleador histórico de Barcelona al que superó en 2012. Mientras la
historia lo glorifica, el seleccionado argentino le hace reverencias para que
le alegre el futuro.
Fuente Cancha Llena
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