Independiente tiene un bajo nivel de efectividad entre
jugadas de peligro y remates al arco: contra Chapecoense llegó 15 veces pero
sólo dos tiros terminaron con la intervención del arquero Danilo. A afinar la
puntería.
Por Isaias Blaiotta
Gabriel Milito tuvo la claridad ante los micrófonos que le
faltó a su equipo ante el arco rival. No habló de 'ser pacientes', ni reiteró
la intención de 'continuar aceitando un funcionamiento en el juego' ni se escudó
bajo el lema de 'equipo en formación'. Independiente mereció y justificó una
victoria ante Chapecoense, pero el deté ya había deslizado su preocupación
sobre la falta de efectividad de su equipo en los últimos partidos en una
conferencia previa al choque del miércoles ante Chapecoense, casi a modo de
presagio: "Si llegamos y no convertimos, todo lo otro será en vano".
El problema que ronda en la cabeza del entrenador no tiene que ver con la
adaptación de los jugadores al sistema, ni de los refuerzos que no llegaban. El
déficit de Independiente es, lisa y llanamente, la mala definición.
"Intentamos llegar por afuera y tuvimos muchas chances
pero debemos estar más tranquilos para hacerlos". (Ezequiel Barco)
Ante el Chapecoense en el Libertadores de América, el Rojo
mostró su peor cara frente al arco rival desde que Milito es el entrenador. Lo
del miércoles fue preocupante en cuanto a la concreción: llegó 15 veces a
situación de gol pero sólo dos remates fueron directos al arco. Uno de Benítez
al cuarto de hora desde afuera del área y otro de Meza en el segundo tiempo. El
resto, balas que picaron cerca o insinuaciones sin el punch final.
"Hicimos un buen partido con agrevisidad. Sólo nos
faltó el gol, embocarla en el arco. Allá iremos con un poco más de ímpetu para
hacerlos". (Emiliano Rigoni)
Y esa tenencia prolongada y paciente que implantó su
entrenador en el equipo surte efectos: las chances están, les falta eficacia.
El punto opuesto en esta materia se vio en la ida ante Lanús. Allí llegó siete
veces, de las cuales tres fueron a la valla de Fernando Monetti (43%) y dos
terminaron adentro. Después fue un pinchazo: Lanús vuelta 7 (2) y 28%; Godoy
Cruz 14 (4) y 28%; Belgrano 10 (2) y 20%; Quilmes 10 (2) y 20%. Hasta ayer, que
cerró la noche con un 13% de efectividad de remates al arco sobre totales.
"Nos faltó meterla. Hicimos todo lo posible pero no lo
logramos". (Diego Vera)
Comparando estos números con los de los equipos espejos para
Milito, la diferencia está a la vista. El Manchester City de Guardiola en las
cinco fechas de la Premier League contabilizó 32 tiros al arco, 32 desviados y
15 adentro. De cada dos llegadas, una requiere la intervención del arquero. O
el Barcelona que en igual cantidad de partidos tuvo 40 disparos al arco sobre
un total de 63 intentos.
"No debemos apurarnos. Las situaciones las tuvimos,
pero esperemos que en otro momento las podamos meter". (Maximiliano Meza)
Existieron advertencias en partidos anteriores y, lo que
nació como una mala tarde en la definición, comenzó a convertirse en tendencia:
sólo en el campeonato, tuvo 27 disparos (nueve por fecha), de los cuales ocho
fueron al arco y, de esos ocho, cuatro terminaron adentro. Una efectividad del
14.8% dentro de la primera variable en lo que va del ciclo. Ante rivales con un
planteo tan mezquino como efectivo (muy posiblemente, el mismo que encontrará
en Brasil), el Rojo no puede perdonar tanto. Para la vuelta habrá que calibrar
la mira y apuntar mejor.
Fuente Olé
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