Olé probó que la comitiva Roja en el Cilindro tenía barras,
agredidos Por una Guardia Imperial impune y de negocios millonarios en Racing.
La barra de Racing atacó a la gente del sector visitante.
Por Gustavo Grabia
Un clásico que encerró varios clásicos. Eso fue el partido
entre Racing e Independiente por la Liguilla Pre-Libertadores del domingo
pasado. El clásico que todos disfrutamos fue, obvio, el encuentro futbolístico.
Los otros dos son parte de lo que mata al fútbol y por connivencia de
dirigentes y fuerzas de Seguridad, parece imposible erradicar. El primero: que
la delegación visitante meta barras camuflados como hinchas. Pasa en todos los
clubes de Primera y Ascenso y aunque Independiente negó haberlo hecho, Olé
logró probarlo cotejando imágenes. El segundo: el poder de la barra local y la
impunidad que tiene. También pasa en todos los clubes y, aunque Racing lo
niega, Olé otra vez logró probarlo aunque está tan a la vista que no se
necesita mucho esfuerzo para dejarlo en evidencia. Así de mal estamos.
Lo que originó los incidentes en el entretiempo fueron los
cantos y algunas provocaciones de la delegación de Independiente, que tenía
autorización de la Aprevide para llevar cerca de 50 personas y como mínimo dobló
la cifra. Y en ese doblez había varios que suelen pararse en el para avalanchas
del Libertadores de América. Entre ellos, Payuca, de la zona Oeste de Los
Diablos Rojos, con 20 años en la barra, Fede Salusso y Damián, segundas líneas
que responden al Tano de Gerli, actual capo, y Demy, que maneja al grupo de San
Francisco Solano de los violentos. ¿Por qué no fue la primera línea? Para no
quedar expuesta. Pero la barra mandó su gente para tener presencia. Eso sí,
cabe reconocer que no reaccionaron arrojando cosas cuando los de la segunda
línea de la Guardia Imperial, mandados por los jefes y con anuencia del club,
fueron a atacarlos desde la zona del palco de prensa, donde rompieron todo lo
que había a su paso, entre ellos varios monitores de TV. ¿Quién les abrió el
paso a una zona vedada? En la CD de Independiente sospechan de dos personas que
estaban por allí: Adrián Oso Fernández, tesorero y que maneja el fútbol
amateur, y Rodolfo Torres, el jefe de seguridad de la institución y que fue
secretario de Gobierno de Tres de Febrero hasta 2013, bajo el mando del barón
del Conurbano, Hugo Curto. Sobre el primero parecen pesar los prejuicios sobre
su pasado, ya que surgió de la vieja Guardia Imperial. Pero muchos que
estuvieron en la zona lo vieron intentando apaciguar la situación. No sería
igual la actitud tomada por Torres, a quien se lo vio riéndose en vez de estar
preocupado por un hecho que demuestra el desmanejo de su propia área en la
institución.
Igual, cualquiera podría preguntarse cómo se puede parar a
una barra que se maneja directamente como la dueña de casa. Dos hechos marcan
esta impunidad de una Guardia Imperial que hace negocios millonarios en Racing.
Uno de ellos es que tuvieron la venia para pintar su logo en los postes del
arco que dan sobre la popular donde se ubica la barra. Todo, un palo, ya lo
ves. Lo otro es igual de indignante: en el negocio de Locademia dentro del
club, donde se vende la ropa oficial, también expende la mercadería propia de
La Guardia Imperial. Camisetas, pantalones, musculosas, tazas, llaveros, todo
el merchandising que la barra fabrica en talleres que proveen a los puesteros
de La Salada, se pueden conseguir en el club o en la tienda online de Racing,
al lado de la ropa oficial que provee Topper. Creer o reventar. De hecho, la
musculosa barrabrava como oferta navideña cotiza a $ 360 mientras que la
oficial apenas 60 pesos más. Y antes de la Liguilla Pre-Libertadores, la barra
le vendió a Locademia 5.000 artículos por los que levantaron más de 1.000.000
de pesos. Después, si el club los vende o no, no es problema de ellos. Lo suyo
es ganancia pura. Lo del hincha común, como siempre, pérdida constante.
Fuente Olé
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