Por Cristian Fernández
El zurdo central que llegó directamente de Arsenal de Sarandí
fue sin dudas el mejor futbolista de los que llegaron para este torneo. Su
rendimiento fue de menor a mayor y se ganó la titularidad.
Víctor Cuesta llegó comenzado el Torneo Transición. Su debut
fue en la derrota ante Estudiantes en La Plata con el gol de tiro libre de
Goñi. A partir de ahí comenzó a mostrar ciertas aptitudes para cubrir su sector
y también para cumplir con una de las ideas que más pregona Jorge Almirón, que
es la del central que sale jugando.
Si bien es un jugador alto que va muy bien de arriba, su
primer y único gol con la casaca de Independiente llegó en la fecha 16 en ese
partidazo ante Lanús en Avellaneda en el
que el Rojo terminó goleando 4-1. Justamente, el cabezazo del central decoró la
noche en el último grito. Su altura no le impide salir jugando con ductilidad.
Sólo faltó en tres partidos. La primera fecha en el triunfo
3-0 ante Atlético Rafaela. En la 13ra, en lo que fue victoria en casa con Tigre
3-1, por acumulación de tarjetas amarillas. Y, en la última jornada del torneo,
en la derrota frente a Belgrano en Córdoba por 4-0, porque había sido expulsado
ante Newell´s.
El rendimiento de Cuesta fue más que óptimo. Además
solucionó uno de los problemas de Independiente, que es el central zurdo.
Propiamente dicho, el segundo central, pese a que en varias ocasiones Almirón
lo utilizó en línea de tres.
De esta manera, Cuesta arrancará la próxima temporada con la
tranquilidad que da un buen rendimiento en el torneo pasado y las ganas de
seguir haciendo bien las cosas. No hay dudas que el central se ganó su posición
y, más allá de alguna jugada en la que pudo haber estado implicado, su
performance fue de menor a mayor y logró convencer.
Fuente Infierno Rojo
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